El imperio romano duerme junto al pequeño Escorial de la villa de Uclés

  • La ciudad romana de Segóbriga se ofrece junto al km. 104 de la A3.
  • Se trataba de una de las urbes más importantes de la Hispania romana.
  • Muy cerca se encuentra Uclés, con su monasterio, el 'pequeño Escorial'.
El anfiteatro tenía capacidad para 5.500 personas
El anfiteatro tenía capacidad para 5.500 personas
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El anfiteatro tenía capacidad para 5.500 personas

Un trozo del imperio romano descansa junto a la autovía A3, a la altura del kilómetro 104, se trata de los restos arqueológicos de la ciudad de Segóbriga , unas ruinas espléndidas en medio de la nada, enclavadas dentro del término municipal de Saelices (Cuenca). Construida sobre su predecesora celtíbera, Segóbriga se convirtió en el siglo I D.C en una urbe romana de pleno derecho, y como tal contaba con un espléndido conjunto de edificios de uso público. Extramuros de la villa se encontraban el anfiteatro, con capacidad para 5.500 espectadores, y el circo, actualmente en excavación.

Dentro de la muralla se encontraba el teatro, donde cada primavera tiene lugar un festival de teatro greco-latino . El conjunto se completa con las termas y el foro, en el que la conservación de parte de su pavimento original convierte a Segóbriga en candidata a ser reconocida en un futuro como Patrimonio de la Humanidad.

La visita a la ciudad se completa con un pequeño museo en el que se exponen diversos objetos extraidos de la excavación, tales como estatuas, mosaicos o enseres personales de los antiguos habitantes de un conjunto urbano que llegó a tener más de 50.000 habitantes, convirténdose así en una de las ciudades más importantes de la Hispania romana. Muy cerca de Segóbriga se encuentra la villa de

Uclés , emparentada directamente con aquélla a través de su
imponente monasterio , hoy todavía
sede de la Orden de Santiago, y para cuya construcción se emplearon restos de la vieja ciudad romana. Uclés es un pueblo bello y limpio, que se aprieta bajo la vigilancia del monasterio, conocido también como el pequeño Escorial.

Sus calles son estrechas, y sus casas, encaladas, conservan en muchos casos
blasones esculpidos en piedra que nos recuerdan la presencia en la villa de los caballeros de la Orden de Santiago.

Bien merece, pues, Uclés, un paseo en paz por sus calles, además de la muy recomendable visita al monasterio (la entrada cuesta cuatro euros), que desde el siglo XVI se erige sobre el pueblo en compañía de los restos del antiguo castillo.

En el pueblo hay también una casa rural y un pequeño hotel con un buen restaurante donde probar especialidades manchegas como el morteruelo o las manitas de cerdo rellenas de ajoarriero.

En los alrededores de esta villa conquense merece la pena llegar hasta Carrascosa del Campo , donde se puede admirar una de las iglesias más hermosas de la provincia de Cuenca, el templo parroquial de Nuestra Señora de la Natividad, construido entre los siglos XV y XV.

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