El sumo , deporte nipón de tradición milenaria, se está viendo salpicado en los últimos meses por escándalos que lo están convirtiendo en un show más que deporte: luchadores que reconocen consumir marihuana , otros que aceptan amaños y, lo más grave, el asesinato de un joven aprendiz a manos de tres luchadores.
Nada de esto quitará la ilusión a Samantha-Jane Stacey, una niña australiana de 14 años y que sueña con ser luchadora de sumo. Por de pronto, participará proximamente en el Campeonato del Mundo que se va a disputar en Estonia.
Pese a su edad, el físico de 'Sammy' llama la atención: pesa más de 120 kilos. Lo tiene en los genes: "Sus tíos ya estaban alrededor de los 200 kilos", cuenta su padre. Sin embargo, ella presume de tener buena salud: "Soy obesa por mi metabolismo, es natural. Llevo una dieta saludable y mi único capricho son las galletas de cereales y la lasagna".
Hasta que llegue su gran momento, Samantha se entrena cada día en la playa, practicando golpes, llaves y aprendiendo a caer sin hacerse daño. "No voy a cejar hasta que consiga mi sueño. Es lo que quiero hacer".
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