Otra dimensión para un nuevo cine

  • Hollywood confía en el 3D para recuperar espectadores.
  • El próximo año se estrenarán más de diez títulos.
  • En España hay 22 salas, y el número sigue creciendo.
Imagen de unas tradicionales gafas 3D.
Imagen de unas tradicionales gafas 3D.
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Imagen de unas tradicionales gafas 3D.

Sabido es que el cine existe gracias a una imperfección: la persistencia de la visión humana, que imposibilita diferenciar 24 imágenes por segundo produciendo así la ilusión de movimiento. El cine en 3D, en cambio, se aprovecha de una ventaja: la visión humana estereóscopica, que permite la vista binocular de un objeto produciendo sensación de tridimensionalidad, al capturar cada ojo una imagen plana que, combinada, recrea la profundidad.

Comparable para algunos

al salto del mudo al sonoro o del blanco y negro al color, el propósito del cine 3D es que el espectador perciba la película como ve el mundo real: en tres dimensiones. Para parte de la industria de Hollywood, el invento supone la
salvación de las salas cinematográficas, convertidas en escenario de espectáculos grandiosos, incomparables a una televisión casera o la pantalla de un ordenador.
Una película en 3D comienza con un rodaje distinto al convencional. Es necesario recoger dos materiales visuales, uno para cada ojo, a través de dos cámaras simultáneas o de una con cabeza doble. Esas dos fuentes de imagen serán procesadas y sincronizadas después, para descargarse en un servidor o disco duro que las pasará al proyector.

Cualquier proyección en 3D consiste en la recepción, por cada ojo, de una secuencia de imágenes diferentes. Existen tres sistemas de proyección digital en 3D: el
Real D (empleado en España por
Cinesa), el
XpanD (elegido por Yelmo). Los dos primeros emplean gafas "pasivas", desechables, mientras que las gafas "activas" son reutilizables, aunque tras cada sesión deben ser higienizadas. El popular IMAX 3D
no es digital, sino analógico.
La industria echa números

Hay otra ventaja del cine digital 3D: no puede piratearse por un espectador. Pero las salas se quejan del
alto coste de esta revolución: "saltar" de una sala tradicional a una en 3D exije invertir unos 145 mil euros, e implica el uso de salas medias, no las grandes (no se debe sobrepasar, por pérdida de luz, pantallas de 15m de base con un aforo de unos 300 espectadores).

A cambio, una película tridimensional
recauda en España unas cinco veces más, por copia, que la misma película en formato tradicional. Las 22 salas 3D españolas están entre las treinta más visitadas por los espectadores nacionales;
Brendan Fraser, es la más taquillera hasta ahora en nuestro país,
Hannah Montana está arrasando en EE UU y
El Caballero Oscuro aspira a convertirse en la cinta más taquillera de la historia en dicho país si,
como se rumorea, vuelve a estrenarse en 3D antes de los Oscar.
Lo que veremos
Bolt, la primera película de
Disney en este sistema llegará a final de año, y poco después vendrá
Fly me to the Moon, también de animación. Se calcula que 2009 traerá catorce o quince filmes 3D, entre ellos la nueva entrega de
Harry Potter (aunque sólo en IMAX), la tercera parte de
Ice Age o
Up, de
Se espera con expectación el
James Cameron y el reestreno, aún sin fecha, de toda la saga de

Lorenzo García (director comercial de
Kelonik, principal instalador español de salas 3D), no habla de tabla de salvación sino de un "elemento más, de gran ayuda, para atraer a la gente a las salas". Antonio Abad (portavoz de
Christie, primer fabricante mundial de proyectores digitales ) cree que está siendo fundamental "para dar vida al sector". Y Enrique Martínez, director técnico de
Yelmo, cree que "será una revolución, pero sólo por un tiempo limitado. Después, como siempre, la gente sólo irá a ver una película en este sistema
si confía en que sea buena".
COMO EN UN CONCIERTO DE U2
El fenómeno no se queda en el cine:
U2 3D, la primera película rodada en esta tecnología sobre el grupo, se estrenó el pasado viernes en España. La fusión entre imagen tridimensional, sonido multicanal y el talento de la banda de Bono, en medio de su gira
Vértigo, asegura una experiencia inolvidable. Estrenada sólo en salas 3D e Imax, es otra apuesta por trasladar los mejores espectáculos musicales a la gran pantalla en este nuevo soporte, como ya hiciera el documental
Shine a Light sobre los
Rolling Stones, aunque éste no llegó a nuestro país en 3D.
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