De toro, de cerdo, de ciervo... Todos son válidos para hacer un churrasco, una pizza, o ser la base de un contundente guiso.
Erovic es un maestro cortando testículos, y condimentándolos con todo tipo de salsas, vinos o especias, según publica The Guardian.
Tal es su obsesión por este apreciado manjar culinario, que incluso ha organizado el Campeonato Mundial de Cocina de Testículos, para poder ampliar su recetario.
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