Ángel Jiménez, un pacifista con silbato que quiere erradicar los insultos del fútbol

  • Este peculiar árbitro lucha por fomentar el respeto en los estadios.
  • Al segundo improperio llama a la policía; al tercero, suspensión.
Ángel Jiménez muestra las dos tarjetas. (MARTÍN MESA)
Ángel Jiménez muestra las dos tarjetas. (MARTÍN MESA)
MARTÍN MESA
Ángel Jiménez muestra las dos tarjetas. (MARTÍN MESA)

El Fulanito CF juega partido contra la AD Menganito. Se saludan antes de comenzar, dan la mano al árbitro y a jugar: hay faltas, goles y algún que otro error del colegiado. El público anima y grita, pero no insulta, ni menta a los familiares de jugadores o árbitro, y tampoco tira cosas a la hinchada rival.

Al final del encuentro, ovación. Sí, es todo un sueño –en tiempos de bengalas y violencia– una utopía que lucha por hacer real un idealista, ¿un loco?: Ángel Andrés Jiménez Bonillo, el árbitro de la paz.

¿Imaginas a 12.000 personas insultando a Nadal? El gamberro que insulta en el fútbol se calla en el tenis".

Ángel, malagueño de 31 años, pita partidos de fútbol base desde 2006. Regresó al arbitraje convencido de poder cambiar algo: «En mis partidos de fútbol nadie insulta a nadie, no lo permito. Antes de comenzar, reúno a todos y les digo que quiero que se respeten, que jueguen con deportividad».

¿Y si no le hacen caso? «Al primer insulto que escucho en el campo o en la grada, advierto a los delegados; al segundo, llamo a la policía y al tercero, suspendo el partido». ¿Cuantas veces ha llegado ése tercer aviso? «Ninguna vez».

Las explicaciones de este árbitro contranatura tienen base lógica: «Parece que la costumbre tiene que ser ley, y no es así; como en el fútbol siempre se ha insultado nada tiene que cambiar, y eso es por la cultura de este deporte. ¿Imaginas a 12.000 personas insultando a Rafa Nadal? El gamberro que insulta en el fútbol se calla en el tenis. Cuando el fútbol empobrece al ser humano, mal vamos...».

Cuesta creer en este mundo feliz y Ángel sabe que predica en el desierto, pero está convencido: «Mis amigos me llaman loco, pero la razón está conmigo y creo que el fútbol puede cambiar en un futuro. También hace unos años las mujeres no tenían derecho a votar...».

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