La novedad de este proceso es que los investigadores de la Universidad de Wisconsin, con el profesor James Dumesic a la cabeza, han echado mano de una reacción química en lugar de la fermentación de microbios. Utilizan la catálisis y altas temperaturas para convertir glucosa en biocombustibles. La catálisis consiste en acelerar una reacción química usando un catalizador.
El proceso es cientos de veces más rápido que el basado en los microbios por las altas temperaturas que se usan en el mismo. Se trata de un proceso similar al utilizado en las refinerías de petróleo.
A través de la catálisis, los compuestos orgánicos se pueden transformar en los hidrocarburos presentes en la gasolina, el diesel y el combustible para aviones.
Varias compañías están elaborando ya biocombustibles utilizando microbios (por ejemplo, se han usado algas para generar un sucedáneo de petróleo). Los microorganismos, en ausencia de oxígeno, producen metano, hidrógeno o directamente electricidad. También hay algas o bacterias que capturan la luz del sol y la transforman en energía produciendo biomasa.
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