La Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel) y el grupo ornitológico Alauda han alertado de la aparición reiterada de animales muertos en el Canal de Riaza, que discurre entre Burgos y Valladolid.
El problema es que los animales bajan al canal para beber agua o simplemente caen allí y luego no pueden salir por la inclinación de la pendiente y la fuerza de la corriente. Como consecuencia, mueren ahogados.
Una situación similar ocurre en un canal de Iberdrola en el norte de Palencia, como ya contamos en abril .
"Hemos recibido bastantes quejas de pastores denunciando esta situación", afirmó Fernando Jubete, de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel).
Esta zona se ha convertido en una barrera al tránsito de animales entre la comarca del Cerrato y los páramos de Peñafiel, principalmente para corzos, jabalíes, ovejas y animales domésticos.
A ello hay que sumar el hecho de que los cadáveres son arrojados al río Duero sin tener en cuenta que muchos municipios se abastecen de esta agua. "También es peligroso para las personas y no se están dando cuenta que igual que caen animales, un día puede caer un niño", explica Jubete.
La cifra es de varios centenares de animales muertos accidentalmente todos los años, según explican desde las asociaciones, que han exigido el enterramiento de todo el canal.
Por el momento esta tarea se está realizando de manera parcial y continúa abierta una parte del conducto. "Lo que exigimos es que las empresas responsables pongan medidas correctoras, como el enterramiento el vallado".
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