El pequeño comercio de Madrid fue uno de los protagonistas del último pleno de 2019 en la Asamblea. Unidas Podemos (UP) defendió una proposición no de ley (PNL) para instar al Gobierno de la Comunidad a aprobar incentivos para una actividad económica que supone el 7% del PIB de la región madrileña y que emplea a unas 275.000 personas. Entre otras medidas, la PNL defendía adecuar las zonas de gran afluencia turística, limitar el número de domingos y festivos de apertura y defender el tejido comercial de proximidad.
Los seis grupos parlamentarios con presencia en el hemiciclo coincidieron en señalar que el sector está aquejado de problemas que complican el día a día de miles de familias que viven de él. Sin embargo, la falta de acuerdo a la hora de señalar cuáles eran estas dificultades impidió que las fuerzas políticas sumaran.
La liberalización de horarios, en vigor desde 2012, fue el principal punto de división. Los partidos del bloque de izquierda (PSOE, Más Madrid y UP) hicieron hincapié en que este es el problema más grave del pequeño comercio. Mientras, el segmento conservador (PP, Cs y Vox) defendió la libre elección de horarios en la Comunidad –ha mejorado la competitividad del sector, sostuvieron– y apostaron por su continuidad, por lo que votaron en contra de la iniciativa.
Mientras tanto, y como se reconoció en el pleno, el pequeño comercio no deja de perder músculo en Madrid. En la sesión se dijo que en 2010 había unos 71.000 negocios de este tipo funcionando y los últimos datos, que datan de 2018, señalaban que esa cifra se había reducido hasta los 65.000.
Armando Rodríguez, presidente de la Confederación de Comercio Especializado de Madrid (Cocem), es más preciso. "Cada año se están cerrando en torno a 600 pequeños comercios en Madrid", apunta. De acuerdo con Rodríguez, el plan de futuro para el sector pasa por "definir" qué modelo comercial se quiere para Madrid. Para ello, considera imprescindible que tanto las administraciones como el sector se sienten y trabajen juntos. Esta suma está por encima de debates ideológicos o conceptuales, defiende Rodríguez.
El presidente de Cocem explica que hay buena sintonía con los nuevos equipos de gobierno en la Comunidad y el Ayuntamiento de la capital, y en este sentido abunda que con esta administración ya están trabajando en un plan estratégico para el comercio para los próximos cinco años.
Una de las propuestas de Armando Rodríguez es repensar las áreas de gran afluencia turística. "Hay innumerables, prácticamente toda la comunidad", opina, y muchas no tienen justificación comercial. El representante de los comerciantes destaca, además, que desde hace unos años se está dando un fenómeno muy llamativo ligado a estas áreas, y es la apuesta de las grandes plataformas por el modelo de negocio del comercio de barrio. Muchos de estos gigantes estuvieron durante años en centros comerciales a las afueras, y de un tiempo a esta parte se han ido estableciendo en el centro en locales más pequeños bajo el ‘apellido’ city o express.
Además, Rodríguez también exige al Ejecutivo autonómico que en los próximos presupuestos dé más peso al comercio. "Dentro de unas cuentas de 23.000 millones, a un sector que genera el 7% del PIB se le retornan unos 2 o 3 millones para su promoción y dinamización. Son migajas", critica, a la vez que advierte que estas partidas servirían para aumentar la formación, lo que redundaría en la profesionalización.
Sobre la liberalización de horarios, el presidente de Cocem sostiene que hoy por hoy "no es una gran amenaza" y señala que en el comercio tradicional no ha hecho que suba el empleo, es más, se está perdiendo por los cierres. "Hay otras más importantes que abordar, como el comercio electrónico, la presión fiscal que soportamos o la competencia desleal", detalla.
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