Para motivar a los prematuros 'olímpicos', el trofeo para los más hábiles era una bolsa repleta de golosinas.
Esta peculiar carrera sin embargo estaba destinada a corredores de entre diez y quince meses, que recibían con gran expectación el ánimo de sus padres desde el otro lado de la pista.
El bebé más veloz no sólo se lleva a casa una bolsa de caramelos sino el reconocimiento de grandes y pequeños en esta modalidad de 'taca-taca'.
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