Según publica hoy el popular Bild, el hombre de 1,68 metros de altura y 55 kilos, duerme casi a diario en una taquilla metálica, que mide 50 centímetros de ancho por 60 de alto, y cuenta con una profundidad de apenas 90 centímetros.
Mike K., declara que fue encerrado dos veces en la taquilla por unos adolescentes. "Empecé a asfixiarme dentro, pero por suerte volvieron a abrirla", recuerda despreocupado.
Posible prisión
Los servicios de seguridad de la estación le han sorprendido durmiendo en la consigna hasta en doscientas ocasiones y, tras las repetidas demandas por parte de la Deutsche Bahn, ahora podría enfrentarse a una condena de nueve meses de prisión.
Al parecer, Mike K. tiene adicción a las drogas, es portador del VIH y padece hepatitis, por lo que, a juicio de su defensor, "debería recibir tratamiento pero no ser penado".
Sobre cómo llegó a parar a la taquilla de la estación, Mike K. explica que cuando su novia, una estudiante de arte, le dejó, la tristeza y la desesperación le llevaron a las drogas.
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