El monte de Venus: labios mayores

  • Pilar Cristóbal habla del camino a seguir para llegar al "tesoro".
  • La sexóloga dice que la zona interesante empieza en el ombligo.
  • Es muy importante el ritmo que se le imprime a las caricias.
Imagen de una mujer mostrando sus piernas.
Imagen de una mujer mostrando sus piernas.
SXC.HU/ZIZZY0104
Imagen de una mujer mostrando sus piernas.
Como el personaje de Hable con ella, conviértete en un Gulliver
y con tus dedos sube y baja varias veces por el monte de Venus. La zona interesante empieza en el ombligo, que es un gran desconocido;
tócalo suavemente y repasa una y otra vez sus alrededores, las caderas y la curva de la tripita.

No toques los genitales de momento, puedes seguir besándola en la boca o en la oreja, si eso le gusta. Amasa la zona del abdomen, empujando suavemente con la parte más carnosa de la palma de la mano.
Es muy importante el ritmo que le imprimas a esta caricia; pregúntale si la prefiere suave o más vigorosa.

Cuerpos esponjosos

Pasa a la zona del pelo propiamente dicha y repásala de arriba a abajo, como si quisieras dar un masaje en la raíz del mismo. Estos pelos son especiales, más fuertes y rizados que el resto, pero ni se te ocurra estirarlos o arrancarlos,
producen sensaciones muy desagradables y no tendría ni la más mínima gracia.

Tras ellos, encontraras unos de los tesoros que andamos buscando: los labios mayores. No te sorprendas si los ves cambiar de tamaño,
forman parte de las estructuras del clítoris y tienen cuerpos esponjosos como el pene, por lo que si tu chica está muy excitada notarás cómo se hinchan bajo tu mano.

Agradecen las caricias enérgicas,
pero no los separes todavía, eso lo dejamos para la semana que viene.
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