En la actualidad, los bares pueden cerrar a las 3.00 de lunes a viernes y media hora más tarde los fines de semana. Las discotecas, por su parte, deben cerrar a las 5.30 entre semana y a las 6.00 los viernes y sábados. Con la nueva medida estos locales tendrán media hora más para llevar a cabo el desalojo de sus establecimientos de forma ordenada, pero deberán quitar la música y no podrán servir más copas.
La decisión, sin embargo, no convence a los vecinos, pues consideran que ésta provocará más ruidos. En una nota de prensa acusan a la presidenta, Esperanza Aguirre, de «aliarse con los intereses de los empresarios de las copas».
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