El escroto es la bolsa de piel donde viven los testículos, vulgarmente se le conoce como, mis santos cojones,
mis huevos,
o l
as pelotas.
¡Cuidado con movimientos bruscos o golpes sin querer! Si son suficientemente fuertes, pueden hacer que un hombre pierda el conocimiento.
Normalmente el escroto esta flácido, pero se endurece y se hace más pequeño cuando el hombre está excitado, asustado (de ahí lo de
se me ponen de corbata) o con frío.
Trátalo como si fuera el saco que contuviera el mejor tesoro o una docena de huevos. Tómalo en tus manos, caliéntalo, acarícialo. Te propongo algo divertido, deja caer tu saliva sobre él como si lo estuvieras regando y luego sopla.
Terminaciones nerviosas placenteras
Pero no todo es pene y escroto.
Entre éste y el ano nos encontramos con una almohadilla muy sensible que se llama periné o perineo. A pesar de ser tan pequeño, en él se concentran más terminaciones nerviosas placenteras que el resto de los genitales. No se te ocurra ensayar burradas en esta zona,
nada de agujas, hielos o calores. Le encantan las pequeñas presiones con ritmo; algunos hombres pueden llegar a tener un orgasmo sólo con esta caricia.
Por último, el ano, el orificio por el que se defeca. Dicho así suena a guarreria,
pero también es una de las zonas eróticas más sensibles de todos los primates, entre los que no encontramos. Tanto sus nervios como sus pelos son una gran fuente de excitación.
¿Sabias que
durante la excitación tanto a hombres como a mujeres se nos hincha y se relaja? Por algo será. Hay quién dice que dentro del ano se encuentra el punto G masculino. Si tu chico no tiene en su mente el fantasma de la homosexualidad, dile que te deje explorar. Yo te lo recomiendo de verdad.
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