El prepucio, el frenillo y la abertura uretral

  • Pilar Cristóbal nos lo explica todo sobre estas tres zonas del pene.
  • A veces los movimientos bruscos en ellas pueden causar sustos.
  • El 'líquido de Cooper' lubrica y se lo pone fácil a los espermatozoides.
Imagen de un hombre en ropa interior.
Imagen de un hombre en ropa interior.
SXC.HU/ARTIST007
Imagen de un hombre en ropa interior.
El prepucio es la parte de piel que cubre el glande y que es móvil. No es una zona excesivamente sensible, pero si la frotas y la acaricias proporciona una sensación muy agradable.

El frenillo es la parte de piel que mantiene unido el prepucio al glande.
Algunos hombres lo tienen extremadamente corto de tal modo que, cuado se baja el prepucio, el frenillo tira del orificio uretral hacia abajo. A veces, cuando la penetración es profunda y se usan movimientos bruscos, el frenillo llega a romperse
con el consiguiente dolor y lo espectacular de la hemorragia. Es un sustazo.

Por ello, si tu pareja lo tiene corto,
insístele para que vaya al urólogo y se lo corte, es un tajito de nada y luego todo son ventajas. El frenillo es súper sensible; si todo el pene es como una figurita de porcelana, el frenillo es la parte más delicada de esa figurita. Por ello, trátalo con el máximo cuidado: el dolor que se provoca en esta zona es muy intenso, así que
ni estirar, ni morder; lo más, chupar o lamer con mucho mimo.

Por último, si eres escrupulosa y te dan asco algunas cosas sáltate la abertura uretral, puesto que
por esa abertura salen la orina y el semen. Pero si no lo eres, besa ese punto, lámelo y si él no dice nada, puedes introducir la punta de la lengua.
Puede que notes que sale un fluido un poco amargo, es el
líquido de Cooper, que sirve de lubricante para que los espermatozoides lo tengan más fácil.
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