"Tengo un consejero legal, pero he decidido representarme a mí mismo", dijo Karadzic ante la pregunta del juez Alphons Orie de si comparecer "sólo", sin abogado, era una "elección libre".
Irregularidades en el traslado
Karadzic se mostró preocupado por su vida y denunció presuntas "irregularidades" en su traslado desde Belgrado. "En Belgrado se me retuvo de modo irregular, se me secuestró por parte de civiles que no conozco, no me leyeron mis derechos ni se me dio acceso al teléfono para que mis amigos no me tuvieran que buscar en hospitales", afirmó.
Ante las reticencias del juez Orie a que plantease estas cuestiones durante la primera vista oral y su petición de que lo haga por escrito y con pruebas, Karadzic respondió: "es importante la rapidez ante las amenazas que sufro".
Recordó su "opinión" sobre el Tribunal que le juzga, al que nunca ha concedido legitimidad -aunque no lo repitió en esta ocasión- pero afirmó que no tiene "quejas" en cuanto al trato de los funcionarios de La Haya y tampoco sobre el lugar donde permanece detenido.
Además, aludió a un supuesto trato con EE UU en 1996 para retirarse de la vida pública a cambio de inmunidad, y confirmó ante los jueces que aplaza su declaración de culpabilidad o inocencia treinta días, por lo que ha sido citado nuevamente para el 29 de agosto.
Crímenes de guerra y lesa humanidad
El juez leyó los once cargos de crímenes de guerra y lesa humanidad presuntamente ocurridos durante la guerra de Bosnia (1992-1995), entre los que destacan el genocidio de Srebrenica y el asedio de Sarajevo. Karadzic escuchó los cargos con un talante tranquilo.
El acta de acusación contra Karadzic indica que las fuerzas serbobosnias iniciaron ya desde abril de 1992 una "campaña de limpieza étnica" contra los musulmanes bosnios.
Karadzic, que ha estado prófugo de la justicia durante 13 años, también está acusado de haber ordenado la campaña de terror y los asesinatos, muchos de ellos llevados a cabo con bombardeos indiscriminados y francotiradores, contra la población civil de Sarajevo, entre julio de 1991 y noviembre de 1995.
Se le inculpa asimismo de crímenes de guerra por utilizar a 284 soldados de las fuerzas de la ONU como escudos humanos cuando el ejército serbobosnio temía la intervención de la OTAN contra sus posiciones.
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