Se colocó su primera piedra el 14 de octubre del 1833, en conmemoración del juramento como princesa heredera de la futura Isabel II, llegando las aguas por primera vez, el 24 de julio de 1845.
La fuente de la Princesa, también conocida como la fuente de Neptuno, se inscribió dentro de la política de dotación de servicio que a lo largo de la primera mitad del siglo XIX desarrolló el Ayuntamiento de Zaragoza. Fue la primera fuente de agua potable que se instaló en la ciudad. Se ubicó en la actual Plaza España, en el mismo sitio donde estuvo la Cruz del Coso.
Debido a las necesidades de ampliar la plaza para dar más holgura al tráfico rodado y a la a la construcción del Monumento a los Mártires se demontó la fuente.
Después de varios emplazamientos, se instaló en 1946 en el Parque Grande, en la Plaza de la Princesa.
La parte escultórica fue encargada a Tomás Llovet, un escultor alcañizano, profesor de la Escuela de Bellas Artes de Zaragoza. La piedra que se utilizó procedía de Épila.
La figura de Neptuno, en pie con su tridente, preside el conjunto, mientras el agua mana sobre el vaso de la fuente por las bocas de cuatro delfines. La imagen del dios de los mares se inspira en la Fuente de Neptuno del Paseo del Prado de Madrid.
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