Los hechos ocurrieron en enero de 2005, cuando estos dos hombres, acompañados por un tercero, secuestraron al trabajador de dicha empresa, a la que habían vigilado durante varios días, según el escrito acusatorio. A punta de pistola y haciéndose pasar por policías con una placa, que habían robado a un agente en Castelldefels, le obligaron a meterse en un coche robado.

Una vez en el vehículo y después de haber encañonado a varias personas que acudieron en auxilio de la víctima para amenazarles, esposaron al hombre y le taparon la cabeza con un trapo para trasladarlo a una vivienda que habían alquilado para esconderle. Ahí le golpearon repetidamente y le exigieron el pago de una cantidad de dinero o 20 kilos de hachís para dejarle libre. Para conseguirlo, entablaron contacto telefónico con su hermano y le pidiera el rescate.

Al día siguiente, el secuestrado se quedó a solas con el tercer individuo, de origen chileno, que le custodiaba. Se enfrentó a él y consiguió escapar y darse a la fuga.

Aproximadamente a la misma hora que la víctima conseguía escapar, su hermano fue detenido por la Policía cuando circulaba en un coche con más de 17 kilos de hachís en el maletero que se disponía a entregar para la liberación del secuestrado.

Había cometido un asesinato antes

El fiscal considera que los hechos son constitutivos de un delito de detención ilegal y por él pide diez años de prisión para F.J.G.S -por el agravante de reincidencia- y ocho años de cárcel para J.G.S. Además, por un delito de falsedad documental solicita un año de prisión para cada acusado y una multa de nueve meses a razón de cuota diaria de 12 euros. Y por otro contra la salud pública referido a sustancias que no causan grave daño a la salud, pide cuatro años de cárcel para cada acusado y 40.000 euros de multa.

A uno de los acusados, F.J.G.S., le constaba una condena de 9 años de prisión por sentencia firme de 2003 por un delito de asesinato y otra de dos años por un delito de detención ilegal, mientras que el otro, C.J.P., no tenía antecedentes.

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