En la sentencia se tilda las declaraciones de las niñas –de entre seis y nueve años, en 2002 y 2003– de «altamente inverosímiles» y poco creíbles. Los magistrados destacan las contradicciones en que incurrieron las menores en sus testimonios durante la instrucción y en el juicio.

 

En este sentido, mantienen que no hay coincidencia ni en el lugar ni el momento de las presuntas agresiones. Por contra, dicen que la declaración del hombre fue creíble, racional y espontánea.

 

Sin testigos

 

Los jueces tampoco dan validez por falta «de toda lógica», escriben, a las acusaciones de que Francisco C. hiciera tocamientos u obligara a las niñas a palparle el pene en medio de una clase llena. Además, cuestionan por qué las acusaciones no han citado a más niños que, supuestamente, presenciaron estas agresiones.

 

El tribunal valora que ninguno de los abusos sexuales llegó a afectar a las niñas, como se podría esperar ante la gravedad de las acusaciones, porque  ningún padre se percató y todas superaron bien el curso escolar. Francisco C.S. salió ayer de la prisión, donde llevaba dos años recluido en preventiva.

 

 

Este juicio ha sido uno de los más mediáticos de los últimos tiempos y puso de relieve la protección de niños en agresiones sexuales. Los magistrados rechazaron que las menores declararan protegidas tras una mampara para evitar ver a su profesor. Al final, una de ellas testimonió por videoconferencia.