¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de Zaragoza? Me vine a vivir a Zaragoza cuando tenía 8 años con mi familia. Para mí fue un gran cambio porque venía de un pueblo de secano, Olvés. Vivía en una casa muy pequeña y dormimos una temporada toda la familia en la misma cama.

¿Qué es lo que más te gusta de esta ciudad? Me parece que tiene mucho encanto, sobre todo las plazoletas pequeñas que parece que tengan vida propia y más en verano. Me encantan la plaza San Pedro Nolasco o la Plaza Santa Cruz.

¿Cómo ves la ciudad cuando vienes a visitarla? La noto muy cambiada. La margen izquierda del Ebro casi ni la reconozco. Ha mejorado mucho.

¿La Expo le ha sido beneficiosa? Yo siempre la he apoyado, es una gran oportunidad para que crezca la ciudad, pero creo que hay que ser crítico en algunos aspectos poco ecologistas... Lo que no me gusta es el proyecto del casino de los Monegros.

¿Cómo era la ciudad cuando comenzaste a meterte en el mundo de la música y poesía? Había más facilidades, más sitios donde tocar. Yo comencé mi carrera en el Ángel Azul, mítico café bohemio donde había recitales de poesía. Como músico, mi primera actuación fue en la Plaza de Toros con varios grupos de La Movida.

De ahora, ¿en qué lugares de Zaragoza te sientes cómodo tocando? Me quedo con el Centro Cívico de las Delicias, que le tengo mucho cariño y además allí he grabado canciones. Es una lástima que ahora no esté en buenas condiciones.

¿Qué puedes contar de tu nuevo disco? Se llama Agua Cero, y podría decirse que es un disco oportunista por la temática, aunque algunas canciones ya estaban escritas hace 6 años. He aprovechado la Expo para darle promoción a Zaragoza.

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