Fernando Pessoa: El hombre que sentía como veinte hombres

  • A los 120 años de su nacimiento, siguen apareciendo inéditos del autor del ‘Libro del desasosiego'.
  • El Estado portugués lucha para hacerse con la novela sobre el satanista Aleixter Crowley.
  • Perfecto Cuadrado es el traductor de Pessoa, y nos habla de la obra del escritor y poeta portugués.
Una imagen del poeta Fernando Pessoa.
Una imagen del poeta Fernando Pessoa.
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Una imagen del poeta Fernando Pessoa.

Dicen los pocos amigos que le trataron que en los últimos meses Fernando Pessoa caminaba a un palmo del empedrado santo de su Lisboa, como un maniquí sujeto al aire por un clavo invisible. Tenía 47 años y era un hombre de gabardina sucia celebrado en algunos círculos literarios pero casi desconocido para el gran público. El 30 de noviembre de 1935 murió en una clínica tras pedir que le alcanzasen las gafas. Ahora, a los 120 de su nacimiento (13 de junio de 1888), ese silencio retumba.

Esto: «La inmensidad de las cosas vacías, el gran olvido que hay en el cielo y la tierra». O bien: «Me duelen la cabeza y todo el universo». O esto, escrito un día antes de la muerte, con las entrañas reventadas por un pertinaz, silencioso, consciente y solitario consumo de macieira, el bravo aguardiente portugués: «No sé lo que el mañana me traerá».

Heterónimos

Si los centroeuropeos tienen a Franz Kafka para justificar sus zonas oscuras y los franceses a Proust para describir la grandeur de sus magdalenas, los atlánticos tenemos a quien quiso y consiguió «sentir todo de todas las maneras» multiplicándose en más de veinte heterónimos, sus inexistentes conocidos («el señor Pessoa no ha venido hoy, pero ha enviado a su amigo Alberto Caeiro», decía). Tenía urgencia por saberse vertiginoso porque preveía una asepsia de algodones: «La velocidad de los vehículos ha drenado la velocidad de nuestras almas».

Nadie duda ya de que Pessoa es uno de los grandes escritores de la historia y acaso el mejor poeta de todos los tiempos. Hemos llegado con retraso, pero hemos llegado. En España van por diez las ediciones del nada complaciente Libro del desasosiego, tratado sobre la saudade, esa espiral profunda del alma a la que nos lleva nuestra esencia oceánica, escrito desde la creencia de que la noche es eterna (ya que, aunque decimos vivir, yacemos «bajo el vacío derrumbado del universo»).

En nuestra tierra hermana portuguesa la voz de Pessoa es la voz del corazón colectivo. Se acaba de inaugurar una estatua en la casa natal, en la explanada de San Carlos; la Biblioteca Nacional puso la semana pasada en línea 29 cuadernos del escritor y en septiembre será editado un disco de hip hop con letras de Pessoa.

Pero lo que quita el sueño al Estado portugués es la venta, anunciada para septiembre, de 800 páginas de inéditos. Los herederos del escritor, sus sobrinos Manuela Nogueira y Miguel Roca, quieren que la puja sea pieza a pieza para recaudar todos los millones posibles. El Estado amenaza con una reciente ley sobre bienes culturales y ejercer un tanteo preferente.

Entre los inéditos -parte del material que el compulsivo Pessoa guardaba en un arcón, en el que todavía quedan diez libros y 2.300 piezas sueltas- destaca el llamado dossier Crowley, la redacción final de una novela sobre la relación del portugués con el satanista, pornógrafo y heroinómano Aleister Crowley (1875-1947), la Gran Bestia.

Un momento decisivo

26 de abril de 1916: El suicidio de Sá-Carneiro

El mejor amigo de Pessoa y un gran poeta. A los 26 años bebió una dosis mortal de estricnina en París, «estrictamente» vestido de esmoquin. El día antes legó toda su obra al amigo. Uno de sus versos explica el deseo de muerte: «Yo no soy yo ni soy el otro, soy algo intermedio».

Mira la entrevista con el traductor Perfecto Cuadrado, uno de los mejores conocedores de la obra de Pessoa.

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