La Policía Nacional ha desmantelado una amplia red dedicada a colar droga e inmigrantes ilegales a través del aeropuerto de Barajas, en la llamada operación Rosales. En la trama están implicados el subinspector de Policía de Torrejón de Ardoz y su mujer (que vendían la droga en dos discotecas de su propiedad y utilizaban estos negocios para blanquear el dinero que obtenía la banda), 19 trabajadores de tierra del aeropuerto y de una compañía de bajo coste (cogían las maletas y paquetes que venían llenos de cocaína procedente de Venezuela y Colombia).
Además de estas 38 personas, han sido detenidos también nueve colombianos que
Según ha informado la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, la operación comenzó con la investigación de un subinspector de la comisaría de Torrejón de Ardoz, quien supuestamente regentaba junto a su mujer dos bares de copas en los que se traficaba con droga y se blanqueaba el dinero que conseguía el grupo, dedicado al tráfico de estupefacientes.
El líder, buscado por proposición de asesinato
El liderazgo del grupo recae sobre Diego León C. S., que tiene dos reclamaciones judiciales en vigor; la primera, búsqueda, detención e ingreso en prisión por la Audiencia Nacional por proposición para el asesinato; y la segunda, de nuevo búsqueda y detención por un juzgado de Torrejón, en relación con una agresión en la que presuntamente esgrimió un arma de fuego.
La operación policial se ejecutó en dos fases. En una primera, el pasado día 11, se intervino un paquete postal y una maleta, procedente de Caracas que, supuestamente, habría de embarcar hacia Ibiza; pero, que trabajadores del aeropuerto debían "distraer" para conseguir así su preciado contenido: 17.235 gramos de cocaína.
En este caso, la intervención policial culminó con el arresto de nueve personas, todos de carga y descarga en el aeropuerto, repartidores de maletas o trabajadores de empresas de paquetería.
La segunda fase, hasta completar los 38 detenidos, tuvo lugar a raíz de las investigaciones realizadas a una empresa de vuelos de bajo coste, donde varios trabajadores vieron la fórmula ideal para la introducción de cocaína en nuestro país. Se colaboró con policías de otros países y gracias al flujo de informaciones lograron intervenir 33 kilos de cocaína en Perú y uno en Bruselas.
Conductores de autobús y maleteros
El destino de esta droga era el grupo afincado en Torrejón, y con los 13 arrestos finaliza el operativo y la desarticulación del grupo de narcotráfico. Entre ellos figura un agente de policía y su mujer. Y de nuevo, trabajadores del aeropuerto: supervisores de empresas de handling, conductores de los autobuses que, desde los aviones, acercan a los clientes a la terminal, coordinadores de turno y maleteros.
De acuerdo con las investigaciones policiales, el subinspector daba cobertura a la organización y participaba de distintas formas: consultaba las bases de datos a requerimiento de los responsables y era, junto con su mujer, testaferro; para ello, regentaban dos bares de copas: Los Rosales y Sabor a Caney, donde se traficaba al menudeo y se blanqueaban los beneficios de la banda.
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