Familias gallegas denuncian maltratos en residencias de ancianos subvencionadas

  • Presentan reclamaciones ante la Xunta contra centros concertados por "atar y sedar" a sus mayores.
  • Los responsables niegan las acusaciones y hablan de "familiares faltones" con sentimiento de culpabilidad.
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"Estamos hablando de ancianos que no tienen futuro, tienen sólo presente, y las soluciones tienen que ser ya". Éstas son las palabras de Ángeles, pero podrían ser las de cualquiera de las cientos de familias, según los afectados, que cada año presentan en la Inspección de la Consellería de Vicepresidencia una denuncia por el trato incorrecto que reciben sus familiares ancianos en residencias subvencionadas por la Xunta.

Inspección avisa de que va a ir al centro y lo tienen todo correcto

Los denunciantes comparten la misma historia. Aseguran que en algunas, como la de Nuestra Señora de las Virtudes de Pontedeume, el personal no está capacitado, no cambian pañales en ocho o diez horas, los atan a las sillas o los sedan "para que no molesten".

"Hay miles de personas afectadas, pero muy poca gente pelea. Yo he puesto cientos de denuncias; pero Inspección avisa de que va a ir al centro y, claro, lo tienen todo correcto para que no se vea nada", afirma Ángeles, que tuvo a su madre en un centro religioso de Vigo.

La Xunta asegura que el control "es muy estricto" en todas las residencias y que hay dos inspecciones al año.

Familiares "faltones"

Desde los centros de mayores la situación no se ve de la misma manera. 20 minutos ha hablado con dos de las residencias denunciadas y niegan que exista maltrato. "Desde luego que los tratamos bien, y parece que ese hombre que nos ha denunciado quiere algún beneficio; no sabemos", dicen en la residencia Nuestra Señora de las Virtudes en Pontedeume.

También desde la dirección de Mapfre Quavitae de Vigo son rotundos con este tema. "Nuestro centro lleva abierto cuatro años, y sólo tuvimos tres quejas y por cosas mínimas, como peinado en la peluquería. Aquí los pañales se cambian como mínimo cinco veces al día y todos los días se les asea. El trato que les damos es muy bueno", afirma el responsable de esta residencia.

Muchas veces los familiares son faltones, quizá por un sentimiento de culpabilidad

En los centros aseguran además que las medidas de sujeción para evitar caídas las propone un médico y que es el familiar del usuario el que da el visto bueno o no a la aplicación de esta medida. Utilizan sujeciones homologadas y que en ningún momento causen daño a los ancianos. "Muchas veces los familiares son faltones, quizá por un sentimiento de culpabilidad por no poder cuidar a sus mayores, y confunden el trato familiar con el de una residencia", explican.

"Si no estás, no les cambian el pañal"

Su madre está ingresada en una residencia subvencionada por la Xunta. Su hija denuncia la mala atención que recibe en el centro.Elena González, coruñesa cuya madre está en un centro de vigo, cuenta su caso. "Encontrar a tu madre meada hasta arriba... No se lo deseo a nadie".

Enfado y rabia se unen en las palabras de Elena, una coruñesa que llevaba dos años peleando por una plaza para su madre en una residencia. No se puede hacer cargo de ella y la mandaron al centro Mapfre Quavitae de Vigo a finales del año pasado. En esa fecha, dice, empezó su calvario. "Fui y me pareció que todo estaba muy bien. Pero después todo cambió. Hay poco personal: 30 trabajadores para cuidar de 100 ancianos, y cuando dejé a mi madre, caminaba y comía sola, y ahora no", cuenta Elena.

Con las reclamaciones presentadas en la mano, explica con tristeza que aparecía por sorpresa y se encontraba a su madre "meada hasta arriba" y con heridas "en las que se puede meter un puño". Quiere traer a su madre, Remedios, de 88 años, cerca de A Coruña, pero en la Xunta le dicen que "ella ya tiene una plaza asignada y que no hay posibilidad de traslado". "A ver si denunciando conseguimos algo", explica.

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