Cómo afrontar las vacaciones de los niños sin caer en la desesperación

  • Los alumnos de Primaria y Secundaria empiezan sus vacaciones de verano y los padres se preguntan lo de siempre: "¿Qué hacemos?"
  • No aparcarlos, marcarles pautas y programar actividades es fundamental para sacar que padres e hijos disfruten de las vacaciones.
  • Los padres deben ser conscientes de que las vacaciones tienen una importante función educativa, dicen los expertos.
Un grupo de escolares en un colegio. (ARCHIVO)
Un grupo de escolares en un colegio. (ARCHIVO)
ARCHIVO
Un grupo de escolares en un colegio. (ARCHIVO)

Los 'coles' españoles cuelgan el cartel de "cerrado" hasta septiembre. Los niños tienen por delante casi tres meses de vacaciones y los padres no pueden evitar hacerse la misma pregunta de todos los años: "¿Qué hacemos con ellos?".

Lo primero que hay que hacer es no aparcarlos

"Lo primero es no aparcarlos", explica Marta Férnandez, profesora de primaria en el colegio Santa María del Carmen en Madrid. Los expertos en pedagogía reconocen que es complicado conciliar el horario laboral de los padres y el de unos niños con vacaciones, pero aseguran que la preocupación de los padres no debe reducirse a encontrar a alguien que los cuide o dejarlos a su aire: estar de vacaciones no significa que no deban hacer nada.

La visión debe ser otra: el verano es una buena oportunidad para pasar más tiempo con los hijos y disfrutar más con ellos, dicen los expertos, que cada vez otorgan más importancia a la función educativa de las vacaciones. Y los padres deben implicarse. Marcarles unas pautas de comportamiento y estudio, programar actividades y dedicarles un poco de tiempo después del trabajo resuelve dos problemas de un plumazo: los niños están entretenidos y no pierden conceptos aprendidos durante el curso.

Dar continuidad al proceso educativo durante las vacaciones de verano es fundamental. Marta Fernández y María Asunción Núñez, psicólogas infantiles, ofrecen consejos para que niños y padres tengan unas vacaciones de calidad.

  • Estudio. El final de las clases no implica que los más pequeños no tengan que coger un libro hasta septiembre. Aunque el niño haya aprobado todo con sobresalientes, es muy recomendable que dedique una hora al estudio todos los días. Bajo las pautas marcadas por el profesor, los padres deben supervisar y programar el estudio de sus hijos. Es importante que alternen las materias: lectura y redacción un día, matemáticas y cálculo otro y así sucesivamente. Es importante que los niños estudien en una habitación sin ruidos ni distracciones. A los más pequeños (4-6 años) les bastará con diez o quince minutos al día; los mayores deberán dedicarle más tiempo.
  • Campamentos de verano. Los expertos recomiendan mandar a los niños a un campamento de verano al menos quince días desde los cinco o seis años. Es fundamental para su socialización y su desarrollo integral como persona. Si no hay posibilidad de mandarlos fuera de la ciudad, siempre les puede apuntar a los campamentos urbanos: muchos colegios abren durante el mes de julio y programan todo tipo de actividades. Los niños llegan por la mañana y se van por la tarde.
  • Ocio en familia. Ahora que pasan más tiempo con sus hijos, los padres deben encontrar un momento a lo largo del día para jugar con sus hijos y conversar con ellos sobre cualquier asunto, por muy pequeños que sean. Además es importante diseñar un programa de actividades variado y completo que englobe actividades deportivas y culturales: una visita a la piscina, al parque, a un museo, una excursión campestre o animarles a que se apunten a talleres creativos.
  • Implicación en el hogar: Otra forma de ocupar su tiempo es implicarles en las labores de la casa. Hacer que se vistan solos, poner la mesa o recoger el cuarto por mucho que tarden les tiene entretenidos y fomenta su autonomía.
  • Vida social. Las expertas consultadas mantienen que es fundamental que los niños pasen tiempo con sus amigos. No hay que estar constantemente encima de ellos y no resulta conveniente prohibirles salir como castigo. "Los niños necesitan una determinada independencia", afirma Marta Fernández. Esa independencia se la dan sus amigos. Saber por encima con quién están y qué hacen cuando están con sus amigos es suficiente.
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