La toga no le gusta nada, pero su papel del petulante Gonzalo Xifré en la recien estrenada

LEX (todos los jueves, a las 22.15, en Antena 3) le viene como anillo al dedo.

Santi Millán forma parte del bufete de abogados televisivo

comandado por Javier Cámara, algo que está intentado disfrutar al máximo.

Sí, aunque cuando yo entré en

Siete vidas él ya se había ido. Es un actor de puta madre, y los dos tenemos una forma muy similar de entender la comedia. Es fácil trabajar con él, y con el resto, porque en la serie hay un buen ambiente.

(Risas) Sí, la familia está encantada de que haya llegado hasta aquí, y eso sin tener una carrera. Además, voy con traje.

No, qué va, es un placer. Todos los trabajos hay que asumirlos intentando disfrutar al máximo. Pero es verdad que es una responsabilidad grande, aunque procuro vivir al margen de todo lo que tenga que ver con la competencia, las cadenas.

Seguro no hay nada. Nadie tiene la fórmula de la Coca-Cola…

No es nada cómodo lo de la toga, si tuviera algún tipo de poder judicial, las eliminaría.

No, claro, los juicios son diferentes, hay un jurado popular y el abogado suelta un alegato final. Los americanos siempre dan más espectáculo. Pero menos mal que tampoco pasa como en Inglaterra, que allí llevan hasta pelucas.

Los gitanos suelen decir que a los abogados mejor tenerlos lejos. Siempre parece que donde hay un abogado hay problemas, ¿no?.

Por suerte no, y no he tenido mucha relación con ese mundo, aparte de por mi trabajo, para poder interpretar a mi personaje. He estado en juzgados y bufetes para enterarme del mecanismo judicial, porque en la serie hay tramas profesionales de mucho peso.

Clara es un bombón, la tía, es increíble. También están Silvia, Dulcinea y Pau Roca, que es muy joven pero ya ha participado en la serie

MIR y en la televisión de Cataluña. Estoy encantando, porque además casi todas son mujeres y actrices (Risas).

Sobre todo de fotógrafo, pero también de tío sin oficio ni beneficio.

He tenido mucha suerte, porque en 20 años que llevo de carrera no he tenido que alternar este trabajo con otros como, por ejemplo, el de camarero, muy propio de los actores. Me he ganado siempre la vida con esto.

No, para nada. Decir esto igual no queda bien, pero soy una persona bastante generosa a pesar de ser catalán. Y lo de mujeriego, ya me hubiese gustado.

Creo que intenta ser un reflejo de la vida. Tiene momentos de partirte la

caja y otros en los que puedes acabar llorando. Pero es que la gente suele ir a piñón fijo con esto de los géneros y las series muchas veces nos despistan. Lo que hace

LEX es usar el sentido del humor para tirar adelante.

En la comedia, porque la gente se lo pasa muy bien. Aunque en el drama, si está bien hecho, estoy muy a gusto.

Con muchos aviones y quitándome tiempo para hacer otras cosas. Pero tengo un equipo fantástico que lo tiene todo preparado para cuando yo llego allí.

BIO. Nació en Barcelona en 1968. De pequeño quería ser médico. Tiene un hijo con su pareja, Rosa Olucha. Formó parte de la compañía de teatro La Cubana y ha trabajado con el Terrat, la productora de Andreu Buenafuente, en muchos programas de televisión. También ha hecho cine. Le gusta leer, salir con sus amigos y el submarinismo. En definitiva, “tocarse los huevos mucho”. Detesta madrugar.