El policía del estado de Ohio, que paró a Marya Green mientras conducía zigzagueando por una carretera hacia Cincinnati, no podía dar crédito a lo que observó: un bebé de un año estaba al volante mientras ella, con claros síntomas de embriaguez, le intentaba indicar el camino.
La mujer tenía una tasa de alcohol en sangre de 0,11 cuando lo permitido por la ley en Ohio es 0,08.
A Marya ya le había sido retirado el carné en otras dos ocasiones por el mismo delito, conducir bajo los efectos del alcohol.
Además, como si este no fuera suficiente despropósito, en el asiento trasero del coche iban otros dos niños de cinco y ocho años, según publica The Daily Telegraph.
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