El principio de que la necesidad agudiza el ingenio se ha cumplido para un ingeniero de Gaza que, al no conseguir combustible, ha convertido su vehículo en un coche eléctrico, limpio y barato que además ya no deja el olor a aceite de cocina usado de otros utilitarios de la zona. Harto de
En octubre pasado, Israel aprobó reducir parcialmente su flujo de fuel y electricidad a la franja tras declararla "territorio enemigo", lo que el primer ministro israelí, Ehud Olmert, despachó con un: "En lo que a mí respecta, todos los residentes de Gaza pueden ir a pie".
Aceite usado de cocina
Los conductores de vehículos diesel comenzaron entonces a llenar sus depósitos de aceite usado de cocina, mientras que los propietarios de coches a bencina recurrieron al gas doméstico como sustitutivo. Ahora, algunos viandantes emplean máscaras para evitar el mal olor reinante en las calles.
Convertir el coche en eléctrico cuesta unos 2.500 dólares (casi 1.600 euros) y "no daña la atmósfera como el aceite de cocina", explica Wassim. Se trata tan sólo de instalar un número de baterías que varía en función del tamaño del vehículo, cerca de la plaza del conductor, precisa.
"Hemos descubierto que si las baterías se dejan cargar durante siete horas, el coche puede recorrer 180 kilómetros a una velocidad de cien kilómetros por hora", ilustra a un grupo de curiosos que se acerca a su innovador coche blanco que circula sin contaminar desde hace dos semanas.
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