De 'vaca loca' a combustible

  • Los animales infectados o sospechosos de estar enfermos son incinerados directamente o son convertidos en harinas para la hoguera.
  • El material animal es usado por las cementeras como combustible.

El 'mal de las vacas locas' tiene reservado a los rumiantes afectados, incluso a los que son sospechosos de estar enfermos, el destino de convertirse en combustible, o biomasa, en plantas cementeras que cobran unos 60 euros por cada tonelada de material animal usada para este fin.

El diario El País cuenta el proceso. Los animales normalmente tienen dos destinos: o son incinerados directamente o son convertidos en harinas para la hoguera si son sospechosos de tener una encefalopatía espongiforme transmisible (EET). Así, algunas partes del cuerpo del animal, consideradas material específico de riesgo (MER), se someten a una destrucción sujeta a numerosos controles.

El citado diario indica que las empresas harineras recogen estos residuos -cobran por ello- pero tienen que pagar por destruirlos si se los entregan a las cementeras, consideradas en algunos países como el lugar obligado para eliminar estos residuos. Estas últimas, 38 autorizadas en España, son las que usan el material como combustible mientras que la harinera se encarga del transporte, algo que resulta costoso para estas empresas que a veces tienen que recorrer más de 600 kilómetros.

Así, en las cementeras españolas acaban sólo con el 80% de las harinas tóxicas, mientras que cerca de un 20% van a "otro tipo de plantas de valorización energética". Bajo esta última denominación se incluyen también las incineradoras.

Las cementeras se quejan incluso de que llegan a sus instalaciones menos toneladas de harinas tóxicas de las que se esperaban en un principio. Sin embargo, las empresas harineras apuntan que las cementeras están saturadas.

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