Los jóvenes creen que cada vez les compensa menos invertir cinco años de su vida estudiando una carrera. Lo dice un reciente estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Las supuestas ventajas, tanto para encontrar empleo como para ganar un buen salario, de los graduados universitarios españoles respecto al resto de trabajadores son las más pequeñas de todos los países industrializados del mundo. Ésta puede ser la razón que explica que el porcentaje de titulados en nuestro país se haya estancado en los últimos años.Existen estudios que ponen de manifiesto que
En 1995 el porcentaje de titulados universitarios en España era 4 puntos superior al de la media de la OCDE, y en 2005 esa tasa se situaba 3 puntos por debajo de los países más ricos.
Lo malo y lo bueno
- En contra: Es complicado encontrar argumentos, al margen de los económicos, en contra de los estudios universitarios. La razón esgrimida por algunos es que a algunos grandes empresarios y triunfadores en distintos campos no les ha hecho falta pasar por la universidad. Lo cierto es que la educación es esencial en cualquier campo; y la universidad, sólo en algunos: para ser abogado o médico hay que pasar por la universidad, aunque Bill Gates nunca se graduó.
Formación Profesional, una gran alternativa
La Formación Profesional se ha convertido en una buena alternativa para muchos jóvenes, que, tras acabar el Bachillerato, prefieren esta vía a la universitaria, ya que es uno de los modos más rápidos de acceder al cada vez más complicado mercado laboral, como avanzó ayer 20 minutos. Las cifras hablan por sí solas: en diez años, de 1998 a 2008, el número de jóvenes que escogen Formación Profesional en lugar de una carrera universitaria ha pasado del 27% al 40%. Y cada vez son más los que abandonan la carrera para hacer FP.
Raquel Ríos, 26 años.
“Yo fui a la universidad porque sí. Mis padres me lo inculcaron desde pequeña así que no tenía ninguna duda de que me matricularía. Para mí era algo natural, no es que tuviese una vocación ni un deseo espectacular. Era simplemente lo que debía hacer, igual que después de hacer deporte uno se ducha, o después de comer se lava los dientes. Nunca me he planteado otra cosa, no puedo imaginarme mi vida sin la universidad.”
Arturo Campos, 44 años.
“Yo no he ido nunca a la universidad. Empecé a trabajar muy pronto porque, la verdad, a mí lo de los estudios no me motivaba demasiado, siempre pensé que no estaba hecho para eso. Alguna vez he pensado cómo me habría ido si hubiese conseguido un título. Habría estudiado Historia o algo así. Supongo que peor no estaría pero tampoco me ha ido mal. Yo no me considero menos que nadie por mucho que sean licenciados o doctores pero me gustaría que mi hija estudiase en la universidad”.
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