Unas palabras de Emilio Carrillo, delegado de Urbanismo, asegurando hace dos años que el inmueble sería expropiado, abrieron la lista de reivindicaciones de los colectivos sociales y vecinales que el pasado 26 de abril okuparon la antigua fábrica de sombreros, en la calle Heliotropo, junto a Castellar.

Dicen que no se moverán de allí, aunque aclaran que no han entrado en el inmueble para quedarse a vivir en él, hasta que el Ayuntamiento ponga el marcha el proceso de expropiación. No se oponen a que la rehabilitación conlleve la construcción de viviendas y un aparcamiento si la administración municipal se compromete a habilitar también espacio para talleres culturales y artesanales.

La delegación de Cultura dice que el edificio no está protegido y que, por tanto, no está en sus manos llevar a cabo ningún tipo de medida, y Urbanismo asegura que la expropiación, tal y como se recoge el PGOU, está en fase de estudio.

Los okupas recibirán hoy del registro de la propiedad una copia simple con los datos sobre quién es el dueño del inmueble, aunque aseguran tener constancia de que ya no son los antiguos propietarios de la fábrica de sombreros. Una vez conocido este extremo, los okupas aseguraron que los dos abogados que trabajan en el caso podrían pedir una expropiación forzosa basándose en el argumento legal del "deber de conservación" recogido en una ordenanza de Urbanismo.

Mientras, el portavoz de la organización vecinal Pumarejo San Luis, Ángel López Hueso, asegura no estar de acuerdo con esta actuación y pidió a los okupas que "no vendan la moto o la cabra" porque "cualquier ocupación de la propiedad privada es ilegal" y porque ya el Plan General de Ordenación Urbana recoge "usos artesanales para el edificio". Pidió, además, que si estos vecinos y artesanos van a continuar en regimen de estancia en este inmueble "debe acabar con las fiestas y aclarar de dónde obtendrán" el suministro de agua y de electricidad.

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