Más de medio millar de mujeres palestinas en situación de especial vulnerabilidad han ido recibiendo en las últimas semanas, fruto de la colaboración entre Cruz Roja Española y el Ayuntamiento de Córdoba , unos kits higiénico-nutricionales y ropa con los que podrán cubrir las necesidades básicas de sus bebés recién nacidos.

En concreto, son 523 las madres que se han beneficiado de esta distribución, que se ha desarrollado en seis centros sanitarios de otras tantas localidades de la franja de Gaza, una región que vive desde hace algunos meses inmersa en una grave crisis humanitaria a raíz del bloqueo de bienes al que ha sido sometida.

La delegada internacional de Cruz Roja Española en la zona ha tenido finalmente acceso a las maternidades palestinas y ha podido de esta forma repartir tanto botes de leche infantil –libre de lactosa, para alérgicos- como productos de higiene esenciales para los primeros meses de vida del niño –pañales, champú, crema de bebé, alcohol, algodones- y algo de ropa.

Con anterioridad a la entrega de estos productos, se llevó a cabo un proceso de identificación y selección de aquellas embarazadas que, por su singular vulnerabilidad, eran las personas a quienes más falta hacía esta ayuda.

Así, la distribución se ha hecho teniendo en cuenta dos criterios principales: dar prioridad a las mujeres que viven más alejadas de los núcleos urbanos y a las desplazadas, ya sea como consecuencia del conflicto que se vive en la región o debido a la destrucción de sus viviendas.

La situación

Esta iniciativa, en la que el Consistorio cordobés contribuye con una aportación de 10.200 euros, se hace particularmente necesaria en un momento como el actual, en el que los territorios palestinos sufren un paulatino deterioro de la atención sanitaria y un clima generalizado de inestabilidad que afecta, sobre todo, a los colectivos más desfavorecidos, entre los que se encuentran mujeres y niños.

El 68% de los habitantes de Gaza son refugiados que viven en campos con graves carencias en infraestructuras básicas, como el agua potable o el alcantarillado, a las que se suman el déficit en servicios sociales elementales y la altísima densidad de población, superior a las 3.853 personas por metro cuadrado, una de las tasas más elevadas del mundo.

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