La investigación del juez de la Audiencia Nacional demuestra que los terroristas de ETA se han modernizado y, al igual que los traficantes colombianos de cocaína, de la mafia italiana o de las bandas criminales de los países del este de Europa, acuden con su botín al cómodo y seguro refugio de los paraísos fiscales.

Según la investigación de Garzón, uno de ellos, escogido por ETA, es Liechtenstein, minúsculo país de 35.000 habitantes y 160 kilómetros cuadrados situado entre Austria y Suiza.

Según El País, miembros vinculados con la trama de extorsión etarra vinculada al bar Faisán abrieron cuentas secretas y sociedades en Vaduz, la capital de Liechtenstein, y ocultaron en sus opacos bancos el dinero entregado por empresarios españoles amenazados por ETA. Carlos Bellver, presunto asesor fiscal de la red, fue la persona encargada de invertir estos fondos, que, además de blanquear su procedencia, daban una rentabilidad superior al 10%.

Garzón ha librado una comisión rogatoria (petición de ayuda judicial) a Liechtenstein. En ella solicita información sobre la apertura de esas cuentas, sus movimientos y las cantidades remitidas desde España y Francia a ese refugio financiero que figura en la lista negra de la OCDE por sus prácticas opacas y su escasa colaboración con el organismo internacional.

Garzón pretende demostrar que el dinero escondido en el principado fue entregado a ETA por empresarios del País Vasco y Navarra. Algunos de los que pagaron ya han sido interrogados por la policía en comisarías del País Vasco.

Las autoridades de Liechtenstein no han respondido todavía a la solicitud judicial española, pero han mostrado interés y colaboración en el caso, según aseguran fuentes de la investigación, afirma el diario.