El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Qin Gang ha asegurado este jueves que la revuelta en Tíbet y otras zonas de población tibetana son "una lección" para el país asiático y ha añadido que "ha mostrado los colores verdaderos de algunos occidentales".
"Los incidentes del Tíbet han sido un hecho triste, pero en cierto sentido pueden ser algo bueno, ya que de ellos podemos aprender lecciones", ha asegurado Qin en rueda de prensa, que ha vuelto a criticar la cobertura de la prensa extranjera sobre las revueltas.
El portavoz también ha asegurado que el Tíbet "no es una Europa medieval", aludiendo a la imagen que esos medios presentan de esa región, y ha reafirmado que ésta se está desarrollando y sus colectivos, monjes incluidos, disfrutan de libertad.
Las palabras de Qin, sin embargo, se contradicen con las que por ejemplo este jueves han pronunciado monjes tibetanos en Lhasa, quienes, ante un grupo de periodistas extranjeros acompañados por funcionarios chinos, han asegurado que el Tíbet "no es libre".
Además se han quejado de que las autoridades les impiden salir de su monasterio a raíz de los disturbios del 14 de marzo.
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