Puntual y bajo un sol radiante. Así salió ayer el Bando de la Huerta. El Canto a Murcia abrió el desfile. Detrás, un caballo blanco ondeaba el cartel anunciador. A las 18.00 horas el cortejo cruzaba el Puente Viejo. La temperatura rozaba los 22 grados y las principales vías de la ciudad rebosaban de huertanos para realizar el homenaje a la huerta.

La estampa costumbrista llegaba de la mano de los lecheros, que venían a Murcia a vender leche de vaca; los gusanos de seda; los arroperos, que llegaban con sus burras de Patiño; las panaderas o los jornaleros de Cobatillas.

Detrás, las carrozas con estampas de oficios y costumbres: esquiladores cortando la lana a las ovejas, máquinas de trillar, prensas de vino, bolos, lavanderas limpiando su ropa en las acequias... Los animales no faltaron en el recorrido: burros, bueyes, ovejas y hasta un bisonte americano se dejaron ver. Eso sí, todos desfilaron al son de la jota.

Por último, lo más esperado: los 6.500 kg de morcillas que repartieron las peñas en un desfile en el que participaron 35.000 huertanos.