Por decisión de la justicia y en contra del deseo de sus allegados, se practicó este jueves la autopsia de Chantal Sébire, aquejada de una enfermedad incurable y que había recurrido sin éxito a los tribunales para pedir ayuda para morir, informa el diario Le Figaro.

La muerte de Sébire, este miércoles en su casa cerca de Dijon (este), dos días después de que un tribunal denegara su petición, ha relanzado en Francia el debate sobre la eutanasia.

El citado diario precisa que, después de varias horas de reflexión, la Fiscalía de Dijon (este) decidió ordenar la autopsia, contra la que se habían pronunciado los allegados y el abogado de la mujer.

Como el médico que constató la muerte de Sébire denegó el permiso para inhumarla, era normal que la fiscalía ordenara la autopsia para obtener elementos científicos sobre lo que pasó y como precaución, indicaron fuentes judiciales al rotativo.

¿Qué pasó?

Hasta el momento, nada permite dudar de que la muerte de la antigua maestra, de 52 años y madre de tres hijos, no ha sido natural: los testimonios de su familia y las constataciones hacen pensar que falleció como consecuencia de su enfermedad.

Según la reconstrucción de las últimas horas de su vida por parte de los gendarmes, la mujer había recibido la visita de su enfermera por la mañana y durante el día intentó contactar con su médico, que precisamente estaba en París para reunirse con el presidente, Nicolas Sarkozy, para hablar de su caso. No se sabe a qué hora murió: su hija, Virginia, la descubrió sin vida al llegar al apartamento hacia las siete de la tarde.

Según el diario, en la casa sólo estaban los medicamentos habituales de la enferma y no había rastro de otra sustancia que hubiera podido tomar para acortar su sufrimiento. "Se ha examinado el cuerpo y no se ha detectado nada anormal", dijo una fuente próxima al caso.