¿Cómo vive los acontecimientos desde la distancia?

Con mucho miedo, mucha tensión y mucho sufrimiento.

¿Puede hablar con sus familiares y amigos que están allí?

Intentamos llamarles a menudo, pero las líneas suelen estar cortadas. Cuando conseguimos contactar con ellos, apenas dicen hola. Tienen miedo, porque saben que si hablan, arriesgan su vida.

¿Cómo valora la postura del Gobierno chino?

El Tibet está lleno de tropas y tanques. El Gobierno chino está haciendo propaganda, pero afirma cosas que nadie puede creer: acusa al Dalai Lama de haber organizado todo, publica imágenes de jóvenes tibetanos quemando coches, pinta a los tibetanos como los malos y a ellos como los buenos...

Dicen que han muerto 13 personas, pero el Gobierno tibetano ha contabilizado 80 muertos con nombres y apellidos y cientos de heridos graves. Están masacrando a los tibetanos. Además, no podemos acceder a ningún tipo de imagen porque las autoridades chinas lo cortan todo.

¿Tienen esperanza de una mayor presión por parte de la comunidad internacional?

El mundo calla porque en China, como potencia emergente, hay un gran negocio comercial. Pero eso no debe ser más importante que los derechos humanos. Necesitamos el apoyo de la ONU. Que vaya y diga quién dice la verdad. El Dalai Lama está abierto a todos, no tiene nada que esconder. China ha de cambiar su postura. Nosotros sólo queremos vivir en paz, también con los chinos.

¿Cree que la proximidad de las Olimpiadas puede traer algún cambio?

Ojalá. El Dalai Lama apoya las Olimpiadas, pero con la condición de que se respeten los derechos humanos en China.