"Es un comienzo de campeonato desastroso, hay poco que decir. No hemos trabajado bien a ningún nivel y estas son las consecuencias", aseguró el jefe de pista de Ferrari, Luca Baldisserri, al término del Gran Premio de Australia.

La decepción en la escudería italiana es alta después de llegar a Melbourne como grandes favoritos y marcharse con un solo punto en el bolsillo.

Los dos monoplazas de Kimi Raikkonen y Felipe Massa rompieron el motor y no pudieron cruzar la línea de meta. El brasileño no puntuó y el finlandés sumó un punto gracias a que sólo había 8 monoplazas en pista cuando sufrió el percance. La fiabilidad de Ferrari, está ahora más en duda que nunca.

Sin embargo, los problemas de Ferrari no estuvieron sólo en la mecánica, ya que ninguno de sus pilotos estuvo a la altura. Massa sufrió varias salidas de pista y se vio envuelto en una colisión que dañó seriamente su monoplaza.

El campeón Raikkonen tampoco estuvo mucho mejor. Protagonizó una brillante salida, pero cuando llegó a la parte alta de la carrera encadenó una serie de errores que terminaron con su Ferrari en la hierba en más de una ocasión.

Seguramente, los fallos de sus pilotos afectaron al motor, ya de por sí, demasiado débil para el calor australiano. Sólo faltó que McLaren dominara la carrera para agravar la sensación de derrota en el seno de la escudería.

La pregunta que muchos aficionados de Ferrari se plantean ahora es qué hubiera pasado si Fernando Alonso hubiera pilotado uno de los bólidos rojos.

Fernando completó una brillante carrera con un Renault R28 muy inferior a los Ferrari y sumó cinco puntos, más que Raikkonen y Massa juntos. El piloto asturiano está en la agenda del equipo italiano para la próxima temporada y los fallos de Kimi y Massa contribuyen a acercar al asturiano a Maranello.

Su contrato flexible con Renault podría romperse en caso de que el equipo francés no tenga un coche competitivo y, de momento, el R28 está muy lejos de las grandes escuderías.