Música y 'spots': ¿jugamos a las películas?

  • La música es un elemento fundamental en la publicidad.
  • Desde hace unos meses, las bandas sonoras inundan los spots.
  • 'Grease', 'Rocky' o 'Sonrisas y Lágrimas' son algunos ejemplos.

El sonido de unas trompetas marca el comienzo de la canción Gonna fly now, de Bill Conti. Y uno espera, sólo por un segundo, que Rocky aparezca en cualquier momento, enfundado en su chándal gris, para subir las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia. Pero no hay tal, el anuncio es de un coche, pero ha conseguido evocar un recuerdo latente, un recuerdo agradable. Los publicistas han logrado su objetivo, una vez más.

La música es un elemento muy importante en publicidad, fundamental, a veces incluso más que el propio producto que se está ofertando. Hablamos, eminentemente, de la televisión. "Te pone en situación antes que cualquier imagen o frase", asegura tajante Carlos Alija, director creativo de la agencia de publicidad Sra. Rushmore, que no obstante opina que en estos casos "el mejor reclamo siguen siendo las buenas ideas".

Su compañía es responsable, entre otros, del spot de Navidad de El Corte Inglés, que utilizó como banda sonora la canción My favourite things, del film Sonrisas y Lágrimas, interpretada por Leonor Watling. "Es un tema que le genera prácticamente la misma emoción a todo el mundo", explica, añadiendo que el cine es "una gran fuente por la calidad de sus composiciones y porque éstas se conciben para acompañar imágenes".



'Gladiator', Tchaikovsky y 'El mago de Oz'

En los últimos meses, numerosos comerciales emitidos en España han coincidido en la elección de músicas de cine. ¿O es que no les suena de algo la voz de la cantante Lisa Gerrard, sonando mientras alguien reparte bombones Ferrero Rocher? Se trata de Now we are free, perteneciente a la banda sonora de Gladiator. ¿O la tremenda Obertura 1812 de Tchaikovsky, culminación de V de Vendetta, que ha utilizadoMovistar ? ¿O incluso el We're off to see the wizard de El mago de Oz, que ahora bebe Trina?

Pepe Colomer, director creativo de la agencia Atlético Internacional cree que esto es "casual". Para él la música en publicidad es crucial en un 90% de los casos, y usar una melodía conocida, que sea "identificable" por el gran público, es un acierto. Sobre todo si luego esa misma canción suena "en la radio o en la discoteca". Si música y producto ligan bien, el trabajo está hecho. Y él lo ha conseguido con Grease y el Seat Ibiza Rock&Roll.

"Queríamos rememorar la situación de la película, cuando Travolta y sus amigos bailan alrededor de un coche soñando con uno mejor", revela. Aunque han ido más allá, ya que han convocado un concurso para que la gente recree el anuncio a su manera. Aunque, y aparte de resultar "muy caro", lo de usar un tema de una banda sonora puede eclipsar el mensaje del spot, y hacer que el espectador "se olvide" de qué se está anunciando.

Porque, aunque llevemos tiempo escuchando desde el sofá canciones como How deep is your love (Bee Gees), Hallelujah (Jeff Buckley), Funky town (Lipps Inc), Bang, bang (Nancy Sinatra) o Let the river run (Carly Simon), quizá no somos capaces de adivinar que venden Páginas Amarillas, a Repsol, gafas de Visionlab, un Lancia, con la chica de moda, Carla Bruni o la energía de Iberdrola. Ni que las hemos oído antes, por ejemplo, en Fiebre del sábado noche, Basquiat, Shrek, Kill Bill o Armas de mujer.

"Apelar a toda una generación"

El punto de inflexión de todo esto pudo haber sido el homenaje de Publicis Lado C a La historia interminable en el anuncio del Renault Megane GT. "Sin ser soberbio, creo que el resto se apuntó al carro ahí", opina Fabio Mazía, director general creativo. Con dicho spot quisieron apelar "a toda una generación" –con aparición estelar de Richard Clayderman incluida-, aunque sí influyeron los "gustos personales" a la hora de escoger el tema.

Con el Renault Eco 2 ha ocurrido algo parecido, aunque la misión de la agencia esta vez era "transmitir energía" a través de una melodía que no fuera típica, "nada super obvio". De ahí lo de Rocky. La idea es "generar un clima, un estado de ánimo" concreto con la sintonía que se aplica al comercial, con el objetivo único de diferenciarse de las demás campañas y adquirir notoriedad. Y el éxito ha sido rotundo entre el público.

Todo esto, y en cualquier caso, sirve para que nosotros, potenciales clientes de las marcas, hagamos uso de nuestra debilidad consumista y sucumbamos a la tentación. O al menos, para que nos caiga bien el anunciante de turno, que la empatía fluya por sí sola. Las músicas de cine funcionan en esto casi como el flautista de Hamelín, de forma hipnotizadora; y quizá, lo de vendernos la película, sea más literal de lo que creemos…

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