Si algún día una catástrofe de cualquier tipo destruyera los cultivos y las plantas de la Tierra, la salvación habría que ir a buscarla al océano Ártico, donde ayer se inauguró la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, un enorme banco con 100 millones de simientes.
Se trata de una gran instalación excavada a 130 metros de profundidad bajo una montaña de piedra arenisca, impermeable a la actividad volcánica, los terremotos, la radiación y la crecida del nivel del mar. Tiene una capacidad para acoger 2.000 millones de simientes de 4,5 millones de variedades diferentes. Una cámara acorazada protege tan preciado material de cualquier tipo de incidencia.
Un banco muy seguro
Aunque las semillas se mantienen a una temperatura de –18 ºC para asegurar su conservación, las condiciones propias del clima ártico garantizan la pervivencia de las simientes aun en caso de fallo eléctrico.
El techo y la entrada han sido decorados por artistas noruegos con acero y espejos, de modo que en verano refleje la luz polar y en invierno adquiera un tono verde turquesa y blanco, haciéndolo visible a cientos de metros de distancia.
El objetivo del proyecto, en el que han participado varios organismos internacionales, es asegurar la pervivencia de las semillas frente a fenómenos como el cambio climático y catástrofes naturales.
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