«Tolerancia cero contra el maltraro de animales». Así de rotunda se manifestó ayer la concejala de Sanidad, Lourdes Bernal, tras denunciar 20 minutos que un individuo lanzó por la ventana a su perrita, ésta se salvó al quedar enganchada en una palmera y, tras ser rescatada, su dueño volvió a reclamarla. Por suerte, la protectora se negó y ya ha sido adoptada.

Ante esta situación, Bernal informó ayer que la nueva ordenanza de tenencia de animales que se está redactando prevé un endurecimiento de las sanciones por maltrato o abandono. Una de las aspiraciones es impedir que una persona que ha maltratado a un animal vuelva a tener otro: «Las ordenanzas pueden mejorar aspectos que no contempla la actual ley, y este es uno de los temas que queremos mejorar», explicaron desde Sanidad.

Otro de los aspectos que abordarán en la ordenanza es la simplificación del proceso sancionador para que las denuncias «se transformen en multas lo antes posible». Éste es uno de los aspectos que siempre ha demandado la presidenta de la Protectora de Animales (SVPAP), Ana Mayol, ya que hasta ahora «la mayoría de denuncias no prosperaban».

Además, desde Sanidad han informado que la Policía Local hará batidas los 365 días del año para controlar que todos los perros lleven el chip. Según Mayol, «antes sólo se hacían campañas esporádicas. Actualmente, las multas administrativas por maltrato animal y por abandono pueden llegar a 18.000 euros y a 600 por no llevar el chip.

En cuanto a la perrita lanzada al vacío, la concejala anunció que «se va a iniciar un expediente para sancionar al dueño. Es importante que los ciudadanos nos informen si son testigos», pide.

400 expedientes en 2007

La Concejalía de Sanidad inició durante el año 2007 unos 400 expedientes relacionados con sanidad animal, la mayoría por peticiones de licencia para tener animales potencialmente peligrosos, por denuncias de maltrato y por mordeduras. Mientras, de los 1.448 perros que entraron en la SVPAP por abandono, el 12% estaban heridos o enfermos de gravedad. De estos, el 44% eran cachorros, el 10% no llevaban el microchip y 24 estaban catalogados como potencialmente peligrosos.