Nada de un guardaespaldas: lo mejor es un 'comando' de monjas con su rosario

  • Las monjas se encargan de la seguridad en Filipinas.
  • Blindan a testigos protegidos armadas sólo con un rosario.
  • Infunden tal respeto que nadie ataca a quien protegen.
Protestas contra la presidenta filipina por el escándalo de corrupción que salpica a su Gobierno (AGENCIAS).
Protestas contra la presidenta filipina por el escándalo de corrupción que salpica a su Gobierno (AGENCIAS).
AGENCIAS
Protestas contra la presidenta filipina por el escándalo de corrupción que salpica a su Gobierno (AGENCIAS).

El Gobierno filipino intenta sobrevivir a una enorme trama de corrupción. En siete años han muerto 14 jueces y 26 abogados que intentaban averiguar qué se cuece en el palacio presidencial, y todo porque confiaron su seguridad a policías y miembros del Ejército.

La mejor forma de estar seguro en Filipinas es que un comando' de monjas te proteja. Estos "ángeles protectores" forman un inquebrantable cordón de seguridad en torno a su protegido cuando debe salir del refugio para declarar en calidad de testigo.

Ataviadas con el hábito blanco de su respectiva orden religiosa, las monjas caminan cogidas de la mano mientras rezan, y como haría en su lugar un guardaespaldas profesional, empujan sin miramiento a todo aquel que pretende aproximarse a la persona que protegen.

Ni armas ni combate

Casi todas ellas son mujeres de físico menudo y no han hecho un cursillo de artes marciales, pero infunden mucho respeto en este país en el que con un puñado de calderilla es posible contratar los servicios de un pistolero a sueldo, y se dice que los tribunales de justicia son incompetentes y corruptos.

Como ocurría en tiempos del dictador filipino Ferdinand Marcos, cuando los miembros del clérigo liderados por el fallecido cardenal Jaime Sin acorazaban a los opositores perseguidos, las religiosas consiguieron mantener vivo y a salvo a Rodolfo Lozada para que relatara ante el Senado los sórdidos detalles de ese caso de corrupción.

El relato de Lozada, que acusó al marido de la presidenta, José Miguel Arroyo y a un destacado funcionario de exigir una comisión de 130 millones de dólares para que el Gobierno aprobara un contrato de 329 millones para la instalación de una red nacional de internet por banda ancha, ha sumido a Filipinas en una tempestad política que puede hacer zozobrar a Macapagal Arroyo, que ha tenido que superar varios intentos de golpe de Estado.

La iglesia se ha puesto en contra del Gobierno

Por temor a que se cruce por delante una bala asesina, Lozada, un ex funcionario convertido en hombre de negocios con familia, está cobijado desde ese mismo día en un convento de la capital filipina, y en cada una de sus salidas a la calle para testificar, es resguardado por estas monjas convencidas de que también con rezos se ganan batallas.

"El testigo se siente más seguro y tranquilo cuando estamos a su lado", asegura sor Mary John Mananzan sobre Lozada, visto por un amplio sector de la sociedad como un héroe por atreverse a desvelar las supuestas prácticas corruptas de la Administración de Macapagal Arroyo.

La defensa de Lozada forma parte de la cruzada que la oposición y la Iglesia católica filipina han emprendido para denunciar la avidez de los miembros del Gobierno, que sostiene su inocencia y que la lucha contra la corrupción es una de sus prioridades. Esta defensa coincide con algunos asesinatos de miembros de la iglesia en el país .

Mostrar comentarios

Códigos Descuento