Aunque ya han pasado algo más de dos años, la imagen de Rajoy saliendo con dificultades de un helicóptero recién accidentado en la plaza de toros de Móstoles sigue en el recuerdo de muchos españoles.

Con este precedente, es lógico que cada vez que se juntan las variables Rajoy y aeronave la información tienda a dramatizarse algo más de la cuenta. Como ha ocurrido con uno de sus últimos viajes.

El líder popular volvía de París el pasado miércoles, en avión, junto a su secretario de Relaciones Internacionales, Jorge Moragas, y su directora de comunicación, Carmen Martínez Castro. La aeronave estaba empezando a rodar, a unos 2 kilómetros por hora, rumbo a la pista de despegue, cuando un "problema con los frenos" obligó al piloto a detener la aeronave.

Los miembros del Partido Popular y el centenar de viajeros que completaban el avión bajaron del mismo, porque es el protocolo de actuación para estos casos: hay que revisar que no haya fallado nada del aparato. "No hubo ni susto", afirma Jorge Moragas a 20minutos.es, para quien el asunto "se ha exagerado mucho". El avión no se salió de la pista, ni derrapó, ni aterrizó forzosamente: simplemente, el piloto "trazó mal, metió la rueda en la hierba y, como había llovido y había barro, no pudo salir".

El problema fue que "hubo que parar, bajar, montar en autobús y esperar" unas tres horas (que Rajoy, de muy buen humor, aprovechó para hacerse fotografías con los 150 españoles que se habían quedado apeados). Hubo que explicar lo ocurrido porque el partido tuvo que aplazar un acto de campaña, según confirma Moragas.

"Yo prefiero estar con los pies en la tierra que en las nubes"

El líder popular se toma con humor el asunto y dice que "prefiere estar con los pies en la tierra a tenerlos en las nubes", e incluso lo aprovecha para arremeter contra Zapatero, a quien acusa de vivir en las nubes en lo que a materia económica se refiere.

El próximo lunes, Mariano Rajoy viajará a Ceuta, dentro de los actos de precampaña. Podría hacerlo en ferry, pero lo habitual es tomar un helicóptero desde Málaga y plantarse en la ciudad autónoma en unos 20 minutos. Teniendo en cuenta que el candidato popular no ha vuelto a montar en uno de éstos desde el accidente de Móstoles, no sería de extrañar que las miradas estén más pendientes del despegue que del aterrizaje.