Una bendición para ‘Chispita’

La parroquia de San Antón, en la calle Hortaleza, recibió ayer a cientos de animales en busca de la protección de su patrón.
La perrita Chispita, de nueve años, cada vez acude a San Antón disfrazada de distinta manera. (Jorge París).
La perrita Chispita, de nueve años, cada vez acude a San Antón disfrazada de distinta manera. (Jorge París).
La perrita Chispita, de nueve años, cada vez acude a San Antón disfrazada de distinta manera. (Jorge París).

Cientos de madrileños hicieron cola, desde primera hora de la mañana, en la iglesia de San Antón, en la calle Hortaleza (Centro). Allí, los fieles al Santo llevaron a sus mascotas para que se les diera la bendición en el día de su patrón.

Perros vestidos con disfraces variopintos, gatos, loros, tortugas, conejos… todos se plantaron ante el sacerdote para escuchar una frase: «El Señor bendiga a este animal y San Antón le proteja de todos los males del cuerpo». Las colas empezaron a las 9.00 de la mañana y la bendición de las mascotas terminó a las 17.00 horas.

Curiosa costumbre

Continuando con la tradición, todos los fieles a comer panecillos del Santo. La gracia de estos dulces es, después de comerse los que se quiera, dejar uno guardado durante un año entero y junto a una moneda.

Pasado el plazo, el día de San Antón del año próximo, la costumbre es donar la moneda a la parroquia y comerse la rosquilla que, dicen los fieles, continúa estando como el primer día. Como colofón final a este 17 de enero, se dio paso a las típicas Vueltas de San Antón, procesión en la que se pasea al patrón por las calles más cercanas a la parroquia, clausurando así las fiestas de este año.

UN DÍA DE PERROS... Y DE GATOS, LOROS...

Manuela Fernández. Con su perro ‘Ronco’  «en vez de hijos, tengo perros»

Vienen cada año. Para Manuela, «es sagrada  esta tradición. Como no tenemos hijos, tenemos perros». Manuela afirma orgullosa que «Ronco y Álvarez del Manzano (el ex alcalde) son muy amigos, se tienen mucho cariño».

Tatiana Herraez. Con su conejo ‘Tambor’   «venimos por primera vez»

Le encantan los animales: «He tenido de todo, pero nunca antes un conejo». Tambor tiene diez meses  y se va a bendecir por primera vez. Su dueña dice que «es muy tranquilo con la gente, se comporta igual que si fuera un perrito».

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