Cuando los cancerberos muerden

  • La envidia y la rivalidad entre porteros forma parte del fútbol.
  • El último incidente entre Munua y Aouate es uno más de los muchos que ha habido.
  • "Lo que más jode es calentar al titular", resume Almunia, del Arsenal.
Iraizoz da el relevo a Aranzubía durante un partido del Athletic de Bilbao (EFE).
Iraizoz da el relevo a Aranzubía durante un partido del Athletic de Bilbao (EFE).
Alfredo Aldai / EFE
Iraizoz da el relevo a Aranzubía durante un partido del Athletic de Bilbao (EFE).

El incidente entre los porteros del Deportivo de la Coruña, en el que Munua le partió, literalmente, la cara a Aouate, es el último capítulo de las siempre tormentosas relaciones que se dan entre los porteros en el mundo del fútbol.

Y es que la envidia es el mayor pecado de un portero. Como es un puesto muy especial y sólo puede jugar uno, la competencia es feroz. Además, lo que realmente da confianza y mantiene el estado de forma es jugar partidos, lo que alimenta aún más la rivalidad. Como resume Almunia, portero del Arsenal: "Lo que más jode es saltar al campo a calentar al titular".

Divos

Los porteros son especiales: envidiosos, divos y con muy buen concepto de sí mismos. Munua le pegó a Aouate porque éste no se cansó de repetir que merecía ser otra vez titular, ahora que la había perdido. Y a Munua no le gustó que, indirectamente, se cuestionara su capacidad. No es un caso único: Cañizares y Hildebrand mantienen en el Valencia una guerra sorda; en el Arsenal Almunia y el alemán Lehmann se han dicho de todo menos algo agradable...hay muchos casos.

Los clubes pueden optar por políticas diferentes. Unos apuestan por evitar los problemas, dar los galones a un único portero y que el suplente sepa desde el principio cuáles son sus límites. Es lo que ocurre en el Real Madrid y en Barça con Casillas y Valdés.

Otros equipos, por contra, se deciden por alimentar la competencia, pero corren el riesgo de que se declare la guerra en le vestuario. Es el caso del Valencia: Cañizares siempre ha tenido difíciles relaciones con sus compañeros en la portería y por, ejemplo, con Palop ni se hablaba, además de sus diferencias con Hildebranbd. Otro caso es el Molina y Toni Jiménez: el Atlético optó en tener a dos porteros de alto nivel que competían hasta por un puesto en la selección. Ni se dirigían la palabra.

Otros deciden arreglar sus diferencias a puñetazos.

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