Las bodas en sábado en el Ayuntamiento están muy solicitadas. Las fechas de todo el año ya están ocupadas y sólo quedan huecos para casarse en viernes. Muchas parejas prefieren las salas municipales frente a la frialdad de los juzgados.

Las parejas reclaman un día festivo para su celebración, pero en el Consistorio sólo se casa el primer sábado de mes si no es festivo y tres viernes cada mes, excepto los 15 primeros días de octubre y en agosto, cuando no hay bodas, en horario de 10.30 a 13 horas.

El año pasado se celebraron 2.795 bodas en Zaragoza. De ellas 1.736 fueron religiosas y 1.059 civiles. Un total de 220 se celebraron en el Ayuntamiento, 25 menos que el año anterior.

El que desee elegir una fecha concreta para casarse tiene que empezar los trámites con tiempo, porque son muy costosos. Desde que se presenta toda la documentación hasta que se celebra una boda en el juzgado o en otro emplazamiento pasan entre dos y tres meses. Hace sólo dos años estos trámites se demoraban hasta ocho meses.

La burocracia para el matrimonio es complicada y obliga a que al menos uno de los dos cónyuges estén empadronados en la capital para tramitar su expediente. Otro inconveniente son los horarios para llevar los papeles al juzgado y al Ayuntamiento, que son muy reducidos, de 9 a 10 ó 10.30 horas.

Ofician los concejales

En el Ayuntamiento no suele casar el alcalde. Lo habitual es que delegue en alguno de sus concejales, que van rotando. No es posible casarse en ninguna Junta Vecinal ni en los ayuntamientos de los barrios rurales, lo que propicia la lista de espera en la Casa Consistorial de plaza del Pilar. Hay quien se desplaza a pueblos cercanos para casarse en sus ayuntamientos y ahorrarse la demora.

Las bodas disminuyen

En todo 2007 se celebraron 2.795 bodas en Zaragoza, 130 menos que el año anterior y 312 menos que en 2005. En proporción, las celebraciones religiosas son las que más han bajado, pasando de 2.223 en 2005 a 1.853 en 2006 y 1.736 el último año. Las parejas de hecho son las que más terreno han ganado y en los últimos seis años el número de personas que eligen esta opción se ha triplicado, movidos por el aumento de las rupturas y el huir de ataduras y papeleos.

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