Y es que se nos ha amargado en cierto modo el turrón que nos hemos comido en las Navidades por el aumento del precio de los productos básicos y porque la crisis, agazapada, nos amenaza sin saber muy bien por dónde va a salir.

En Asturias, al contrario de lo que venía ocurriendo hasta ahora, resulta que ha sido una de las pocas regiones españolas en las que ha descendido el número de personas inscritas en las oficinas de paro en el ejercicio pasado. Durante años fuimos, al contrario, uno de los mercados laborales más espinosos, en el que el número de desempleados aumentaba siempre más que la media española.

Que ahora estemos en el polo opuesto ha pasado desapercibido, pero es una de las pocas buenas noticias de este cambio de año.

Es curioso comprobar que quienes más protestaban por aquel mal comportamiento del empleo en Asturias, ahora que por fin los datos se corresponden con sus exigencias, no nos feliciten a todos. Será porque solamente se preocupan de lo que meter en la cesta de la compra y están demasiado ocupados comprando en las rebajas.