Toda una vida fabricando barriles para la tamborrada

  • Desde los 14 años trabaja con plena dedicación
  • Este año ha fabricado 600 barriles para la tamborrada
  • "Hasta Japón y México llegaron mis barriles"
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Pablo Iturgaitz ha fabricado 600 barriles para la tamborrada.
Pablo Iturgaitz ha fabricado 600 barriles para la tamborrada.
M.L.
Pablo Iturgaitz ha fabricado 600 barriles para la tamborrada.

El taller de Pablo está en Molinao, una zona industrial deprimida cuyas calles guardan todavía el color de los 80. Aunque pertenece a San Sebastián, la vida de sus habitantes está más ligada a la clase trabajadora del puerto de Pasajes que a las elegantes cafeterías de la capital guipuzcoana.

Entre almacenes abandonados y pintadas reivindicativas el sonido seco del martillo contra el hierro se asoma por la puerta del garaje. Dentro, Pablo Iturgaitz, a pocos días de cumplir 88 años, sigue al pie del cañón, haciendo lo que mejor sabe.

Aprendió el oficio de barrilero junto a su padre y cuenta que cuando era crío le robó las llaves del taller que en aquel entonces tenían en Pasajes para hacer su primer barril. Desde entonces su vida ha estado ligada a esta profesión y ni la Guerra Civil, ni la irrupción de las máquinas han conseguido apartarlo de ella.

Hubo una época en que tenía hasta 10 empleados en el taller y la calidad de sus barricas para vino y sidra fue reconocida en medio mundo. "Hasta Japón y México han llegado mis barricas", cuenta. Desde hace varias décadas, ante la imposibilidad de competir con las máquinas, se dedica a hacer los barriles que el 20 de enero hacen vibrar a todos los donostiarras.

A tope de trabajo

En vísperas del Día de San Sebastián a Pablo se le acumula el trabajo. "Se acuerdan de arreglar los barriles a última hora", se queja. "Ayer estuve más tiempo con el teléfono que con el martillo". No en vano, calcula que este año habrá fabricado cerca de 600 barriles, "todos a mano", para sociedades gastronómicas como Gaztelubide o Unión Artesana, entre otras.

Ayer estuve más tiempo con el teléfono que con el martillo

Escoger la madera, cortarla, cepillarla, domarla al calor del fuego y después "cogerla con unos tornos y girarla, como si fuese el garrote vil". Así se le da la forma al barril. Un trabajo "de tres o cuatro horas" que multiplicado por los días del año le permite obtener los ingresos para cuidar a su esposa convaleciente.

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