Una carrera con incidentes históricos

Coche accidentado durante una etapa del Dakar. Archivo.
Coche accidentado durante una etapa del Dakar. Archivo.
Coche accidentado durante una etapa del Dakar. Archivo.

La carrera disputada a través del desierto, cuyo origen este año era Lisboa con final en Dakar, ha estado siempre bajo la amenaza terrorista, fruto de la inestabilidad política y militar de los diferentes países que comprenden el recorrido de la prueba sobre el continente africano.

La carrera, que no dio comienzo en su trigésima edición, ha pasado por episodios similares en los que se ha cuestionado la seguridad de la prueba y de la propia seguridad de los participantes.

Además, las incesantes críticas a la competición, en la que varias organizaciones no gubernamentales no han cesado su empeño para poner fin a la misma, por considerar un rodeo publicitario al castigado y abandonado continente, han puesto en tela de juicio el interés y el respeto de la prueba sobre África.

Más de un centenar de muertos se ha cobrado la carrera que vivió su primera edición en el año 1979 y que se ha visto interrumpida por primera vez en 2008 por presiones, que bien podrían sentar un peligroso precedente para futuras competiciones deportivas.

Dos víctimas de conflictos americanos

Los fallecimientos de Charles Cabannes en 1991 y de Laurent Guéguen en 1996 supusieron un nuevo varapalo para la organización del raid.

El primero, piloto francés de un camión de asistencia Citroen, murió a consecuencia de un disparo en Mali, en la 9ª etapa entre Tilia y Gao, a consecuencia del conflicto militar entre el ejército maliense con los tuaregs. La consecuencia que tuvo fue la suspensión de las dos siguientes etapas.

En cuanto Guéguen, el francés falleció tras explosionar una mina colocada por el ejército marroquí en la edición de 1996 y que destruyó su camión Mercedes en el tránsito de una zona conflictiva entre Marruecos y el Frente Polisario.

Amenazada en seis ocasiones

Al margen del gran número de muertos cosechados año tras año y de las diferentes reyertas en las que se han visto inmersos, tanto pilotos como mecánicos y periodistas, la carrera más dura del mundo ha estado amenazada en varias ocasiones.

Los avisos islamistas salpicaron el Dakar en dos ocasiones consecutivas, en 1992 y 1993. En la primera, los rebeldes chadianos consiguieron la neutralización de la 7ª etapa N'Guigmi-N'Djamena, tras amenazas. En 1993, se produjo el último paso por tierras argelinas, debido a las insistentes presiones.

En el 2000, los organizadores tuvieron que anular cuatro etapas y suspender la carrera en Niamey durante cinco días en la edición que llegaba a El Cairo, al igual que en 2004, cuando se tuvieron que anular dos etapas que pasaban por Mali.

La presencia de Al Qaeda se hace mayor sobre la competición a partir de 2007, cuando el brazo armado de Al Qaeda en el Magreb obliga a los organizadores a anular dos etapas más en Mali, entre Néma y Tombuctú.

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