Según estos científicos del Colegio de Medicina Albert Einstein de la Universidad Yeshiva (Nueva York), el descubrimiento podría conducir a nuevas posibilidades para el tratamiento del mal de Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.
El equipo de científicos centró su estudio en un proceso conocido como autofagia, por el cual las células digieren y reciclan algunas de sus moléculas que han sido dañadas -como las proteínas-, conforme aumenta su edad. El sistema sirve básicamente en renovar la célula para mantenerla en buen funcionamiento.
Este sistema también es importante para las células nerviosas en el cerebro, donde las proteínas defectuosas pueden provocar la muerte celular y desencadenar así los síntomas de debilitación que caracterizan la enfermedad de Parkinson, como los temblores, según publica el diario ADN.
Con estos descubrimientos "podríamos ser capaces de tratar a pacientes que sufren esos trastornos", señala Ana María Cuervo, autora del informe y profesora de anatomía y biología estructural de este Colegio de Medicina.
Por otra parte un estudio británico ha señalado algo que a simple vista parecía evidente. Los pacientes con Parkinson tienen menos expectativa de vida que la población general, según los investigadores del equipo dirigido por la doctora Anette Schrag, de Royal Free and University College Medical School
Esta tendencia está mucho más marcada personas que padecen la enfermedad en su segunda y tercera década de vida.
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