Más de cien personas empezaron el año con un chapuzón solidario en La Concha

  • El agua se encontraba a tres grados de temperatura.
  • En la arena todavía quedaban restos de la helada de la noche anterior.
  • Los beneficios irán a parar a la asociación de esclerosis múltiple.
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La playa donostiarra de La Concha acogió ayer la iniciativa "Kontxapuzón" cob fines benéficos. (JAVIER ETXEZARRETA/EFE)
La playa donostiarra de La Concha acogió ayer la iniciativa "Kontxapuzón" cob fines benéficos. (JAVIER ETXEZARRETA/EFE)
JAVIER ETXEZARRETA/EFE
La playa donostiarra de La Concha acogió ayer la iniciativa "Kontxapuzón" cob fines benéficos. (JAVIER ETXEZARRETA/EFE)

Más de cien personas, entre niños, adultos y mayores empezaron ayer el año 2008 con un chapuzón solidario en La Concha . A tres grados de temperatura y sin pensárselo dos veces, se lanzaron al agua para colaborar con la asociación de esclerosis múltiple de Gipuzkoa, tal y como recoge Noticias de Gipuzkoa.

Algunos de los participantes en el Kontxapuzon organizado por el club de waterpolo Tximistarri en favor de la asociación de esclerosis múltiple de Gipuzkoa. Unos 103 osados solidarios se lanzaron al agua ayer en la playa de la Concha, poco antes de las 12.00 horas.

El Kontxapuzon, que por primera vez se celebraba el 1 de enero, fue todo un éxito. "Lo peor ha sido la arena", coincidían unos y otros. Y es que, aunque el agua estaba algo más templada, sobre la arena a esa hora había todavía restos de la helada de la noche anterior.

Aún así, algunos con trajes de neopreno y otros a pelo, afirmaban al salir que "es una experiencia muy recomendable". Para inscribirse, los nadadores donaron cinco euros. El objetivo de la iniciativa era apoyar a Ademgi, aunque muchos acudieron animados por el club de waterpolo Tximistarri, y otros porque decidieron que empezar el año con un chapuzón en La Concha no era un mal plan.

Algunos de los 103 participantes completaron los 200 metros de recorrido entre una boya y otra y otros no, aunque para todos lo importante fue el hecho de lanzarse al agua en pleno invierno. "¡Valientes!", les gritaban algunos de los familiares y curiosos que se acercaron a la orilla a contemplar la carrera, eso sí, con abrigos, guantes y bufandas.

A los nadadores les esperaban con toallas para ayudarles a entrar en calor cuando salían del agua, aunque para eso los organizadores también habían preparado varias cazuelas de caldo. Como no esperaban tantos participantes, el caldo no llegó para todos, por lo que los últimos en llegar se tuvieron que conformar con el bolso o las camisetas que recibieron por participar en el Kontxapuzon.

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