Las alusiones al divorcio exprés, al aborto y a la asignatura de educación para la ciudadanía, así como la defensa cerrada de la familia, han protagonizado el domingo el acto "Por la familia cristiana" celebrado en la madrileña plaza de Colón.
Una treintena de obispos -entre los que no se encontraba el de Tenerife, Bernardo Álvarez- encabezados por el presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, han asistido a un acto en el que también
El cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, ha clausurado el acto asegurando que "el matrimonio homosexual o el llamado divorcio express suponen una marcha atrás en los derechos humanos".
"La cultura del laicismo es un fraude"
El arzobispo de Valencia, cardenal Agustín García-Gasco, ha sido quien ha lanzado las críticas más duras, ya que ha alertado de que los ataques a la familia cristiana no respetan la Constitución y "conducen a la disolución de la democracia".
En la misma línea el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, ha dicho que
Asimismo Blázquez ha negado que la familia tradicional sea una institución "antigua o trasnochada", por lo que defenderla, a su juicio, corresponde a "ayer, hoy y mañana".
En un escueto mensaje a los reunidos en la madrileña Plaza de Colón, y tras el rezo del ángelus en la Plaza de San Pedro de Roma, Benedicto XVI ha subrayado que "vale la pena trabajar por la familia y el matrimonio", que ha definido como "la unión indisoluble entre un hombre y una mujer".
Esta última ha sido una de las frases que más se ha escuchado entre los congregados en un acto que ha durado en torno a cuatro horas de duración.
Alrededor de 180.000 personas -un millón según los organizadores- se concentraron desde primera hora de la mañana en la madrileña plaza de Colón.
Los asistentes proceden de distintos puntos de España, como Sevilla, Málaga o Melilla, y también de Portugal.
"El cierre de la precampaña electoral del PP"
En un comunicado Llamazares afirma que el evento, organizado en su opinión por la jerarquía "más conservadora" de la Iglesia católica, es una movilización "en contra de los acuerdos, las leyes y la soberanía" del Parlamento que auspicia el PP.
"Bajo la excusa de la defensa de la familia se esconde un ataque a la convivencia de un Estado laico que es libre de regularse como decidan democráticamente sus ciudadanos", añade el líder de IU.
Llamazares, además de expresar su respeto a las creencias cristianas, señala que "son quienes incitan a esta manifestación los que pretenden obligar a todos a vivir como ellos quieren".
Por otro lado, la Fundación Triángulo por la igualdad social de gays y de lesbianas considera que el acto 'Por la familia cristiana' es un evento "contra el Gobierno de España y contra sus leyes sociales".
El presidente de dicha fundación, Miguel Ángel Sánchez Rodríguez, considera que "nadie quiere prohibir la familia cristiana", sino que "es la Iglesia la que intenta ilegalizar al resto de familias".
Sánchez añade que a la mayoría de las familias no les importa que los cristianos "vivan según las normas que su fe o sus pastores les digan", pero sí que quieran, a su juicio,"imponer" esas normas a los demás.
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